«El precio del cobre está imparable y la libra cada vez más cerca de los 3 dólares». Este fue el título con el que abrió su edición, la última semana de agosto, el diario chileno El Financiero para informar que el metal había llegado a 2,95 dólares, su nivel más alto desde diciembre de 2014. La cotización, alcanzada en la Bolsa de Metales de Londres el 21 de agosto, es un 38% más alta que el precio de la materia prima en igual fecha del año pasado. El motivo del alza está relacionado con China, que vuelve a interesarse por el principal producto chileno de exportación. «Las perspectivas para el precio del cobre se revisan al alza debido a una mayor actividad en China y a una menor producción, llevando a un mercado más estrecho», señala la consultora BCI Estudios (privada) en su informe de agosto sobre Materias Primas. Crecimiento chino La mayor demanda de China se explica por las expectativas de crecimiento de 6,9% del país asiático, con una mejora en el sector manufacturero y un sector inmobiliario dinámico, lo que redundará en un aumento de los pedidos de cobre del orden del 2,9% este año y en torno a 2,5% promedio anual entre 2018 y 2021, calculan los analistas. De esta manera, la perspectiva del mercado es que el metal rojo se mantenga en el mismo precio en lo que resta de 2017, con una ligera caída en diciembre (probablemente hasta 2,80 dólares), repuntando en 2018, cuando se acercará, estimativamente a mediados de año, a los 3 dólares. El alza del metal renueva el entusiasmo del sector minero, augurando recursos más holgados para su cartera de proyectos, puesto que cada céntimo de dólar que sube, Chile gana alrededor de 125 millones de dólares por exportaciones, señala la publicación especializada Portal Minero. Mercado y ambiente La noticia tiende a compensar la baja de la primera mitad del año debido a una crisis en el sector, que llevó a una huelga de 43 días (la más extensa en la extracción del cobre chileno) en la mina Escondida, de la anglo-australiana BHP Billiton. Otro hecho de impacto negativo en el sector fue el rechazo, decidido por un comité de ministros, a un proyecto de 2.600 millones de dólares de inversión para instalar dos minas a cielo abierto (open pit) cerca de una reserva de pingüinos. La razón para frenar la obra, después de tres años de tramitación, fue que la Subsecretaría de Medio Ambiente consideró que las medidas de mitigación del impacto en el ecosistema (Pingüino de Humboldt) serían insuficientes. Empresarios, industriales y dirigentes políticos criticaron la decisión sosteniendo que fue motivada por influencia política y sin considerar que la región donde se pretendía su instalación requiere de inversiones para su desarrollo.
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