Las recientes tendencias y los éxitos políticos del populismo, explica Fitch, tienden a favorecer un mix de medidas y estructuras de gobernanza con ciertos beneficios de corto plazo, y “consecuencias fiscales y económicas menos positivas a medio”. En concreto, alerta la firma, un cambio político (o económico) importante “puede tener resultados favorables o desfavorables para la […]
Dirigentes Digital
| 25 nov 2016
Las recientes tendencias y los éxitos políticos del populismo, explica Fitch, tienden a favorecer un mix de medidas y estructuras de gobernanza con ciertos beneficios de corto plazo, y “consecuencias fiscales y económicas menos positivas a medio”. En concreto, alerta la firma, un cambio político (o económico) importante “puede tener resultados favorables o desfavorables para la solvencia soberana” de un país. Reconocen los expertos que mucho depende de la posición inicial del mismo y de la comparativa de las iniciativas tomadas frente a las desplazadas. Siendo lo más importante si éstas “aportan crecimiento a medio plazo sin incurrir en desequilibrios que supongan riesgos para el perfil crediticio”. Ahora, con el populismo y el sentimiento nacionalista en niveles no vistos en mucho tiempo y las naciones que se ven afectadas por ellos tienen los riesgos sesgados a la baja. Por ejemplo, detalla Fitch, “rebajamos la nota de Reino Unido hasta ‘AA’, con perspectiva negativa, desde ‘AA+’, estable, tras el referéndum sobre su pertenencia a la Unión Europea (UE) debido al aumento de la incertidumbre económica, ante unas perspectivas de crecimiento más débiles y el deterioro en las previsiones para las finanzas públicas”. Mientras, en el caso de Estados Unidos, “aunque la agenda de Donald Trump no tiene implicaciones a corto plazo para la ‘triple A’, estable, del país, sí podría resultar en un déficit mayor y en un incremento del endeudamiento si se implemente en su totalidad. Esto tendría implicaciones potencialmente negativas para la solvencia a medio plazo”, advierte. Así las cosas, Fitch prevé más populismo en el futuro, ya que los “aspirantes de estas corrientes se han visto impulsados por los acontecimientos recientes”. De hecho, apuntan a que será “especialmente evidente en las próximas elecciones europeas”. Por otra parte, el incremento del nacionalismo, “específicamente relacionado con la política comercial y la inmigración, podría conducir, en última instancia, a un menor crecimiento, ingresos de exportación más débiles y retos para la posición financiera de los países”. En este sentido, ETF Securities añade que los inversores deben “tener cuidado con la presión inflacionaria resultante de reformas populistas”. Su director de análisis y estrategias, James Butterfill, señala que “con independencia del éxito del populismo en las elecciones, el impulso populista puede ser un poderoso catalizador para las reformas, con partidos en el poder luchando para contrarrestar la ola populista. El resultado final es por lo general un aumento del gasto en infraestructuras para estimular el crecimiento económico y las iniciativas sociales para combatir la desigualdad. El gasto en infraestructuras genera una demanda adicional, mientras que es probable que las iniciativas sociales conduzcan a un aumento en el gasto del consumidor, con un aumento probable de la inflación como resultado final”. Adelanta la firma que las políticas de Trump, “que probablemente incluirán bajadas de impuestos y provocarán un aumento del déficit presupuestario, podrían debilitar el dólar en los próximos años. A escala mundial, es probable que las políticas proteccionistas que podrían constreñir el comercio y la inversión internacional aumenten la volatilidad global de las divisas, lo que a su vez contribuye a una mayor incertidumbre de los inversores”. ¿Cómo protegerse? “Mediante la exposición a activos con un buen rendimiento en entornos inflacionarios o populistas, tales como acciones, bonos vinculados a la inflación, metales preciosos e infraestructuras”. Con todo, Eric Lonergan, gestor del equipo de multiactivos de M&G, señala que “en el plano de la economía interna, las únicas políticas en las que el magnate probablemente consiga el apoyo del Congreso serán los recortes de impuestos y la liberalización, que probablemente sean beneficiosas para la inversión. También podríamos ver políticas de gasto público procíclicas por primera vez desde Reagan, lo que socavaría profundamente los mercados de renta fija”. En su opinión, “descartaría un discurso contrario a la Fed por parte de Trump. Irónicamente, una política presupuestaria más laxa le viene bien al banco central, que quiere normalizar los tipos de interés. La gran paradoja de este último brote de populismo es que podría dar lugar a un conjunto de políticas que den primacía al capital sobre el trabajo, y que parecerían más keynesianas que neoliberales”.