Las promesas de reducción de impuestos y nuevas inversiones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, aunque de consecuencias aún inciertas, ya se dejan sentir en los mercados, que, por el momento, han preferido quedarse con lo positivo, que son unas mejores perspectivas de crecimiento e inflación, que han impulsado a la renta variable, […]
Dirigentes Digital
| 13 dic 2016
Las promesas de reducción de impuestos y nuevas inversiones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, aunque de consecuencias aún inciertas, ya se dejan sentir en los mercados, que, por el momento, han preferido quedarse con lo positivo, que son unas mejores perspectivas de crecimiento e inflación, que han impulsado a la renta variable, a costa de la deuda. En este sentido, desde Capital Economics incrementan sus estimaciones de PIB para 2017 hasta el 2,7%. Porcentaje que se reducirá hasta un “saludable” 2,2% en 2018. Pero, más allá de estas cifras, la firma alerta sobre la “increíble incertidumbre sobre la política comercial y monetaria y la regulación”. Aunque estos expertos esperan que Trump “solo tome pequeñas medidas proteccionistas en su primer año en la Casa Blanca”, también reconocen que existe “un claro riesgo de que, en algún punto, desencadene una ‘guerra comercial’ más amplia”. Concretamente, “asumimos que el republicano definirá a China como ‘manipuladora de divisas’ y tratará de reducir las concesiones a México, pero no prevemos ninguna imposición inmediata de aranceles o una retirada del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte o NAFTA por sus siglas en inglés)”. Ahora bien, advierten que “no se pueden descartar la imposición de aranceles en algún momento, especialmente si Trump piensa que tomar una línea más dura puede quitar atención sobre su propia actuación como presidente”. Por su parte, Robeco recuerda que Trump “ha hablado mucho de México y China pero, teniendo en cuenta el elevado superávit por cuenta corriente que presenta en la actualidad la Zona Euro, las cosas podrían ponerse feas con bastante rapidez”. El problema principal, apuntan estos analistas “es que todavía no sabemos cuáles serán las prioridades del nuevo presidente. Pero no nos pongamos tan pesimistas. Los emergentes se encuentran mucho más lejos de la frontera tecnológica que los desarrollados. El comercio global sigue siendo un potente catalizador para ellos en este sentido. Ahora que el sentimiento de los inversores y los flujos de capital hacia estos mercados están mejorando, el comercio global también podría protagonizar una recuperación moderada”. Mientras, Nordea coincide al señalar que “el alto grado de incertidumbre sigue siendo la característica más destacada del diseño de las políticas de Trump. Si el estímulo fiscal se equilibra adecuadamente y se dirige por igual a la oferta y a la demanda, con beneficios indirectos para el resto del mundo, el resultado podría ser un giro radical para bien (…) Si, por el contrario, el programa dirigido a favorecer el crecimiento se traduce en mayor proteccionismo y en un déficit público mayormente no financiado, el resultado mermaría las posibilidades de crecimiento dentro y fuera de las fronteras de Estados Unidos. Y, naturalmente, los beneficios indirectos del estímulo fiscal resultarían limitados. Los efectos colaterales negativos afectarían principalmente al resto del mundo, en especial a las economías emergentes”. Así las cosas, recuerdan que “los mercados disparan primero y preguntan después: los tipos de interés y el dólar ya han iniciado la senda alcista, sin ninguna claridad en cuanto al resultado político final. Y el proteccionismo tampoco se ha retirado del orden del día”.