El informe, que ha contado con la colaboración de Spainsif, analiza la aplicación de criterios ISR entre 10 gestoras de fondos con un patrimonio conjunto de 72.898 millones de euros. De esa cifra, al menos 7.436 millones están bajo un control claro y explícito ISR, y comercializan activos en fondos ‘puramente’ sostenibles por valor de […]
Dirigentes Digital
| 04 ene 2017
El informe, que ha contado con la colaboración de Spainsif, analiza la aplicación de criterios ISR entre 10 gestoras de fondos con un patrimonio conjunto de 72.898 millones de euros. De esa cifra, al menos 7.436 millones están bajo un control claro y explícito ISR, y comercializan activos en fondos ‘puramente’ sostenibles por valor de 2.371 millones de euros. De las entidades analizadas (entre las que se incluyen Santander AM, Bankia Fondos, Amundi, Candriam, Mirova o Pictet), hasta ocho cuentan con personal especializado en este ámbito, una situación en la que destacan, sobre todo, las gestoras internacionales. De hecho, de las cinco españolas que han participado en el Observatorio, solo tres aseguran contar con profesionales especializados en ISR. El interés por estas estrategias es palpable desde hace años en la industria. Y cada vez son más las gestoras que lanzan nuevos productos que cumplen con estos criterios para diversificar carteras. Según datos de Morningstar, a 30 de septiembre de 2016 los activos invertidos en fondos “responsables” en Europa ascendían a 156.260 millones de euros, respecto a un patrimonio total de 6,62 billones de euros, es decir un 2,4% del total. Pero, ¿por qué motivos apuestan las gestoras por incluir la inversión socialmente responsable en su asignación de activos? Según el Observatorio elaborado por Novaster, “tanto la contribución a un desarrollo sostenible como el control de riesgos y la obtención de unos mejores resultados financieros, alcanzan una alta puntuación”. Sin embargo, la demanda institucional, la iniciativa ISR de la gestora y la demanda de personas físicas, aparecen también como razones de peso en el desarrollo de este tipo de oferta. “El tema reputacional es el que parece que ha perdido algún peso en estas motivaciones”, indican los expertos. Por clase de activos, la encuesta evidencia que casi todas las gestoras aplican la inversión sostenible en la gestión de acciones y bonos corporativos. “También hay una amplia implementación en la deuda pública y, a un menor nivel, en los monetarios”, indican los expertos en el informe. La aplicación al capital riesgo, los inmuebles y las infraestructuras es mínima, del 20%, “probablemente por la naturaleza de la actividad de las gestoras, que no invierten en estos últimos sectores”, explican. En conjunto, siete de las gestoras consultadas manifiestan que integran la ISR en sus inversiones, incluyendo la comercialización de fondos temáticos. De esas siete, solo cinco aplican una integración pura, al considerar los aspectos ASG conjuntamente con el análisis financiero. También hay casos que recurren a agencias de investigación especializadas en la materia, o que directamente recurren a sus equipos internos. Criterios de exclusión La defensa de los derechos humanos o del medio ambiente suelen incluirse entre los principales criterios a la hora de seleccionar un valor que forme parte del universo de inversión de estas gestoras. Según el Observatorio, seis gestoras excluyen a compañías relacionadas con las armas, mientras que el tabaco se excluye en seis de los casos consultados. La actividad en paraísos fiscales de las empresas aparece mencionada en una de las gestoras. Siete firmas tienen en cuenta el cambio climático en su ISR y dos prevén hacerlo próximamente. Solo una entidad no lo considera. Las seis han medido su huella de carbono, y una de ellas incluso ha creado un grupo de trabajo para evaluar los riesgos relacionados del CO2, con el objetivo de reducir las acciones de empresas intensivas en este sentido. “Esta política puede implicar destinar parte del capital riesgo a las energías renovables”, indican los expertos. Dos de las firmas analizadas invierten en bonos verdes (green bonds). Por patrimonio, una de ellas valora todos sus activos como ‘verdes’, con una cifra de 6.300 millones de euros. Otra cuena con un fondo que invierte en empresas europeas que se dedican a las tecnologías verdes. Según los datos del informe, esta misma entidad gestiona 2.200 millones de euros de bonos verdes y tiene un fondo dedicado a ello con 35 millones.