Algunas estimaciones apuntan a que la banca en la sombra de China asciende actualmente a unos 58 billones de yuanes, lo que supone un 80% del PIB del gigante asiático. Si bien, Mark Mobius, de Franklin Templeton, cree que es clave señalar que el Financial Stability Board 2015 Global Shadow Banking Monitor elaborado por el […]
Dirigentes Digital
| 25 ene 2017
Algunas estimaciones apuntan a que la banca en la sombra de China asciende actualmente a unos 58 billones de yuanes, lo que supone un 80% del PIB del gigante asiático. Si bien, Mark Mobius, de Franklin Templeton, cree que es clave señalar que el Financial Stability Board 2015 Global Shadow Banking Monitor elaborado por el G20 estima que este tipo de financiación era el 26% del PIB en 2014, muy por debajo del promedio del 59% de otros países. Sí, reconoce, la definición de la misma puede ser diferente entre ambos, pero, en cualquier caso “no parece como si esta actividad esté muy por encima de la media” en Pekín. Este experto considera que el miedo a la banca en la sombra es similar a a los temores o ideas erróneos que circulan sobre China, “incluyendo la posibilidad de que la deuda sea mucho mayor de lo reportado oficialmente”. Además de que este tipo de operativa no es exclusiva del gigante asiático, “y de que tampoco lo son las preocupaciones sobre el sistema financiero”, como demuestra Italia, Mobius explica que “aunque muchos consideran que se encuentra fuera del sistema regulado, el banco central, es consciente de estas actividades y también los reguladores”. Detalla que “en China hay un retraso en la reforma del sector debido al conflicto de interés entre querer una economía de mercado moderna, al tiempo que se busca mantener el control sobre la misma. Este es un reto en muchas áreas del país, no sólo en la banca”. Por otra parte, los riesgos del sector financiero del país “son en realidad bastante similares a los que encontramos en otras partes del mundo. No hay duda de que los productos de gestión patrimonial han sido exitosos y han proporcionado grandes retornos a los inversores. Y, cuando eso sucede, a menudo el mercado tiende a ignorar los peligros y acumula estos activos (…) sin embargo, aunque el sector corporativo puede estar muy endeudado, el apalancamiento gubernamental o de las familias sigue siendo bastante bajo en el gigante asiático respecto a otros lugares”. Al mismo tiempo, dada la popularidad es los productos ofertados por la banca en la sombra entre el público, “parece poco probable que Pekín permita grandes impactos. Recuerde que, mientras China continúa abriendo su economía, aún mantiene un férreo control sobre la misma”. Y, finalmente, añade: “No siempre el exceso de regulación y control sobre el sector financiero es algo elogiable”. En este contexto, aunque reconoce que 2017 presentará desafíos para China, “seguimos optimistas y vemos oportunidades en muchos sectores. El crecimiento de la industria financiera es sólo un área que muestra el auge de los productos orientados al consumidor y los servicios que esperamos continúe”.