La Bipartisan Budget Act de 2015, suspendió el límite legal de la deuda federal de EEUU hasta el 15 de marzo de 2017, cuando será restablecido y fijado el techo… Poco más de tres semanas nos separan de este evento, mientras los mercados continúan celebrando las promesas del presidente Donald Trump que, por suerte o […]
Dirigentes Digital
| 24 feb 2017
La Bipartisan Budget Act de 2015, suspendió el límite legal de la deuda federal de EEUU hasta el 15 de marzo de 2017, cuando será restablecido y fijado el techo… Poco más de tres semanas nos separan de este evento, mientras los mercados continúan celebrando las promesas del presidente Donald Trump que, por suerte o por desgracia, no terminan de transformarse en hechos concretos. El peor enemigo de las Bolsas es la incertidumbre, pero mientras éstas ‘transforman’ actualmente las dudas en esperanzas, lo cierto es que los interrogantes son cada vez mayores y, de su mano, también los riesgos. “El techo de deuda de EEUU volverá pronto a la palestra, posiblemente dando lugar a otra ronda de inestabilidad económica y financiera”, advierte Fitch Ratings. Una resolución rápida, apuntan estos expertos, “apoyaría la idea de que el nuevo líder norteamericano representa la transición hacia un liderazgo más eficaz y orientado a los resultados, una sacudida al ‘business as usual’ de Washington. Pero lo más probable es que se repitan las confrontaciones y acuerdos de última hora que hemos visto en ocasiones anteriores”. Situación, destacan, que “revelará las fuertes diferencias en materia fiscal y otras políticas entre el Congreso y la Administración Trump, y subrayando las persistentes debilidades de la gobernabilidad fiscal del país”. Y es que, añaden, la repetición de episodios como este “minan la reputación de EEUU (…) y los riesgos recurrentes de impago pueden resultar en que el dólar y la deuda norteamericana pierdan terreno como ‘refugios seguros’ (…) lo que tendría costes reales tanto para el sector público como para el privado, que son difíciles de estimar pero podría ser altos”. Excesiva confianza… Mientras tanto, el mercado continúa en esta especia de ‘huida hacia adelante’ espoleada por las fuertes expectativas que despiertan las inversiones y reducciones de impuestos anunciadas por el presidente, y no son pocos los expertos que alertan sobre el exceso de complacencia y de entusiasmo. De hecho, la propia Reserva Federal (Fed), en las Actas de su última reunión, reconocía que percibe “que los participantes del mercado están excesivamente confiados en la implementación oportuna de cambios en las políticas que aumenten los beneficios”. En este sentido, desde Moody’s Capital Markets Research, creen que el banco central podría tener razón, sobre todo si tenemos en cuenta los recientes comentarios del Secretario del Tesoro, Steven Munchin, apuntando a que la reforma tributaria podría no ser aprobada hasta agosto de este año, como pronto. Así, la firma llama la atención sobre los reducidos spreads en la rentabilidad de la deuda corporativa y la baja volatilidad ante la incertidumbre política. “Indican una abundancia de liquidez sistémica que ahora hace mucho para evitar defaults. Pero, en el caso de que los diferenciales se amplíen y el VIX repunte, menos créditos dudosos serán capaces de asegurar el capital necesario para evitar los incumplimientos”. Posibles cifras Teniendo en cuenta la propuesta de Trump de reducir el tipo marginal máximo del impuesto de sociedades del 35% al 20%, Jean-Pierre Durante, director de investigación de Pictet WM, calcula que “el PIB de EEUU en 2018 puede crecer al 2,9%, siendo la inversión el principal impulsor”. Además, añade, el presidente norteamericano “considera recortar el impuesto sobre la renta de las personas. Una rebaja del 10% puede impulsar el crecimiento real de su PIB al 2,7% en 2018, con la inversión al 2,6% y consumo también al 2,6%. La inflación sería 3,1%. Una combinación de ambas reducciones tendría un impacto más equilibrado entre consumo e inversión y el PIB crecer al 3,2% en 2018, en línea con el promedio de 3,6% de 1950 a 1999. La inflación llegaría al 3%”. Con todo, concluye: “Una fuerte mejora del crecimiento del PIB nominal proporcionaría impulso a los beneficios de las empresas, siendo favorable para la renta variable. Sin embargo, la deuda soberana corre el riesgo de verse severamente afectada por un aumento de la inflación. De ahí nuestra actual preferencia por acciones respecto a bonos y en renta fija por deuda de alta rentabilidad. Por otro lado, el ciclo económico puede estar muy avanzado, con los factores de la producción cerca de máxima capacidad y riesgo de calentamiento de la economía, con mayor inflación, de manera que se desencadene una reacción de política monetaria. También existe riesgo de más deuda para las ya sobrecargadas finanzas públicas de EEUU, donde ya supera 100% de su PIB”.