Explica Capital Economics que la relación entre la deuda y Wall Street ha cambiado notablemente desde los comicios de Estados Unidos, y señalan tres fases distintas. La primera, que duró hasta que la Reserva Federal (Fed) subió los tipos a mediados de diciembre, se caracterizó por unos mayores precios en renta variable y rentabilidades en […]
Dirigentes Digital
| 28 feb 2017
Explica Capital Economics que la relación entre la deuda y Wall Street ha cambiado notablemente desde los comicios de Estados Unidos, y señalan tres fases distintas. La primera, que duró hasta que la Reserva Federal (Fed) subió los tipos a mediados de diciembre, se caracterizó por unos mayores precios en renta variable y rentabilidades en bonos. Durante la segunda, que se extendió hasta su investidura oficial (finales de enero), apenas hubo cambios en ninguno de los activos. Y, finalmente, en la tercera, el repunte de las acciones ha estado acompañado de una menor rentabilidad en la renta fija. El comportamiento inicial, apunta su analista John Higgings, es “fácil de explicar”: Wall Street dio la bienvenida a unas expectativas de importantes estímulos fiscales, mientras que la deuda asumió que dicho gasto impulsaría tanto la inflación como el crecimiento en esta fase tardía del ciclo económico. Por su parte, la parte intermedia también “tiene sentido, puesto que se trato de un periodo durante el cual no ocurrió mucho. La última, sin embargo, es más difícil de entender”. Y es que, detalla, la recuperación de los yields de los bonos se comprende sobre el temor a que el estímulo fiscal se retrase o que no cumpla las elevadas esperanzas que ha despertado, en cuyo caso la política de la Fed sería menos ‘dura’. Ahora bien, si esto es cierto “lo raro es el comportamiento de la renta variable”. Una explicación, señala este experto, es que la fortaleza del dólar parece haberse agotado, “lo que es una buena noticia para las multinacionales del S&P 500”. Sin embargo, en cuanto tiene ocasión el ‘billete verde’ vuelve a revalorizarse… Otro argumento alternativo pasaría por la relajación de la retórica de Trump desde que asumiera el cargo, si bien, afirma, “este punto es bastante discutible”. En este contexto, señala que “los últimos meses nos muestran (y subrayan) como la relación entre Wall Street y los Treasuries no es estable”. De cara al futuro, prevé que “la rentabilidad de la deuda volverá a repuntar, mientras que los precios de las acciones vacilarán (…) Es cierto que cualquier retraso en los planes fiscales de Trump pueden hacer retroceder el calendario de subida de tipos de la Fed, sin embargo, aún creemos que habrá más incrementos de los que espera el mercado”. Mientras tanto, concluye, “pensamos que parte del impulso de la renta variable se desvanecerá, ante unas valoraciones bastante estrechas, incluso si hay un impulso adicional en los resultados gracias a la mejor fiscalidad, pues creemos que este impacto positivo se verá compensado por el aumento salarial y la fortaleza del dólar”. El Dow Jones y 1987 12 récords consecutivos en el Dow Jones. Una racha que no había visto desde 1987. Y este analista recuerda que ese fue “un año en el que posteriormente se estrelló”. Aunque es improbable que esto se repita, apunta, “los mejores días para Wall Street parecen estar detrás nuestra”. Las cifras hablan por sí solas: en este periodo ganador, el índice ha subido entre un 3% y un 4%; se encuentra un 13% por encima de los niveles alcanzados cuando Trump fue elegido; y repunta un 26% más que en el mismo periodo del año pasado. Aunque hay riesgo de corrección, admite, “dudamos que asistamos a una gran caída”. Y es que, siguiendo el ejemplo, entre el 25 de agosto de 1987 y el 19 de octubre del mismo año (‘Lunes negro’), el Dow Jones se desplomó un 36%. Las valoraciones alcanzadas ahora son mucho mayores, pero entonces se avecinaba una recesión, y la firma espera que la economía estadounidense “lo haga bastante bien durante el próximo año o dos”. Más adelante, advierten, “la imagen probablemente se ensombrezca, pues el impulso fiscal al crecimiento debería haberse desvanecido y la política monetaria será mucho más estricta que ahora. Entonces, el riesgo de recesión será alto”.