En un reciente análisis de mercado, los expertos de JP Morgan AM analizan cómo en los últimos años, el comportamiento de predisposición/aversión al riesgo (risk-on/risk off) ha sido la nota dominante en el panorama de la inversión hasta hace pocos meses. Tanto, que muchos han llegado a considerarlo un factor permanente. Durante la segunda mitad […]
Dirigentes Digital
| 17 may 2017
En un reciente análisis de mercado, los expertos de JP Morgan AM analizan cómo en los últimos años, el comportamiento de predisposición/aversión al riesgo (risk-on/risk off) ha sido la nota dominante en el panorama de la inversión hasta hace pocos meses. Tanto, que muchos han llegado a considerarlo un factor permanente. Durante la segunda mitad del pasado año, los valores comenzaron a evolucionar de forma independiente los unos de los otros, y se amplió también la dispersión de las rentabilidades por sectores (o lo que es lo mismo, las diferencias en la evolución de unos sectores con respecto a los otros). “Este fenómeno ha estado motivado principalmente por las alzas repentinas de determinados sectores: las finanzas (gracias al incremento de los tipos de interés y el aumento de las expectativas de desregulación en EEUU) y la energía y los materiales (a raíz de la recuperación continuada en los precios de las materias primas)”, indican los expertos. Unos movimientos sectoriales que también han contribuido a explicar el mejor comporta-miento de los títulos value frente a los títulos growth en la segunda mitad de 2016. Los expertos de JP Morgan AM mantienen que esta calma, reflejada en los bajos niveles de volatilidad que actualmente indica el índice VIX, puede esconder movimientos en el ‘subsuelo’ de los mercados que deberían ser tenidos muy en cuenta por los inversores. Así, recuerdan que mientras de media, en el primer trimestre del año se registran 18 días en los que el S&P 500 sube o baja más de un 1%, en los tres primeros meses de 2017 esto solo ha sucedido en dos jornadas. “Si las correlaciones en el mercado permanecen en niveles bajos, podríamos encontrarnos ante un nuevo régimen en el cual los inversores se mostrarían menos preocupados por la inestabilidad macroeconómica y más interesados en los factores específicos de cada empresa a la hora de realizar sus asignaciones”, indican desde la firma. De ser este el caso, los gestores activos podrían disfrutar de un conjunto de oportunidades más amplio que en el pasado, y la inversión en value podría verse mejor recompensada que en los últimos años. Así, consideran que una vez superado el ciclo en el que los mercados han proporcionado a los inversores excelentes rentabilidades, la clave para los próximos años podría residir más en generar alfa dentro de los índices de valores que en esperar que el conjunto del mercado evolucione al alza.