El ahorro ha sido uno de los principales ‘damnificados’ de la Gran Recesión, cuyas ‘heridas’ apenas han cicatrizado aún. Austeridad, ajustes en las cuentas públicas, ‘huchas’ de las pensiones que se vacían poco a poco, tipos mínimos (negativos en algunos casos) que presionan la rentabilidad de los fondos y ‘obligan’ a buscar otros activos, casi […]
Dirigentes Digital
| 04 abr 2017
El ahorro ha sido uno de los principales ‘damnificados’ de la Gran Recesión, cuyas ‘heridas’ apenas han cicatrizado aún. Austeridad, ajustes en las cuentas públicas, ‘huchas’ de las pensiones que se vacían poco a poco, tipos mínimos (negativos en algunos casos) que presionan la rentabilidad de los fondos y ‘obligan’ a buscar otros activos, casi siempre más arriesgados… “Las consecuencias de la crisis han dejado rasgados los ahorros”, afirmaba recientemente Matteo Cassina, global head of instituional business de Saxo Bank. “El sistema de pensiones público que conocemos hoy probablemente no servirá para mantener las necesidades de una persona durante su jubilación y, si tenemos en cuenta que la generación de jóvenes entre 20 y 30 años apenas tiene capacidad ahorrativa, el escenario se complica”, reconocía tajante. Retrasar la edad de jubilación e impulsar el ahorro privado son las soluciones propuestas hace unas semanas por el gobernador del Banco de España (BdE), Luis María Linde. Recordemos asimismo que en su último informe sobre el sistema de pensiones español, la Fundación Inverco recomendaba destinar un 4% del salario para un ahorro finalista obligatorio o introducir las cuentas nocionales. En este contexto, desde QuadrigaFunds reconoce que tanto planes de pensiones como fondos, pasan por la inversión “en interés de los partícipes de acuerdo con criterios de seguridad, rentabilidad, diversificación y de plazos adecuados a sus finalidades, entre otras cosas. Además, los activos en los que pueden invertir son muy parecidos y las exigencias de diversificación, seguridad y liquidez también”. Sin embargo, existen una serie de diferencias clave que el ahorrador debe tener presentes. Diferencias Concretamente, destacan “el tipo de rescate, transparencia en la contratación y la fiscalidad y el horizonte temporal del ahorro, que resultan interesantes a la hora de decantarse por contratar uno u otro”. Claramente, los fondos de pensiones están pensados como herramienta de ahorro para la jubilación, requieren así un mínimo de 10 años para obtener liquidez, mientras que el fondo de inversión la posibilita de forma inmediata. Por otro lado, en lo que respecta a estos últimos “se publican en numerosos rankings y buscadores que posibilitan a los inversores encontrar y contratar el que más se adecua a sus intereses”. Proceso que no resulta tan sencillo a la hora de aproximarse a los primeros. Pero, sobre todo, la fiscalidad de ambos productos es completamente distinta. Los planes de pensiones te permiten desgravar hasta un máximo de 8.000 euros del dinero aportado anualmente como rendimiento del trabajo en la declaración de la Renta, pero cuando se retira el dinero se debe tributar por todo el capital acumulado. Mientras, los fondos “tributan como rendimiento de capital, es decir, cuando se retira el dinero teniendo en cuenta que los cambios o los traspasos entre fondos no tributan”. Rentabilidad Así las cosas, la firma ha llevado a cabo esta simulación: “Supongamos que un inversor con 30 años, que gana 35.000 euros anuales, destina anualmente 3.000 a su jubilación, lo que equivaldría a 37 años de inversión total. Analizamos dos escenarios, el primero de ellos en el que el inversor aporta anualmente 3.000 euros a un plan de pensiones y el segundo donde invierte esa misma cantidad a un fondo de inversión. En su jubilación, el rescate del plan de pensiones (teniendo en cuenta lo deducido fiscalmente todos los años) supondrá un valor de 202.968 euros frente a los 260.291 euros que se obtienen con la venta del fondo de inversión, es decir, invirtiendo en un fondo de inversión se consiguen 60.000 euros más, lo que supone un 28% más respecto al plan de pensiones”. Por su parte, Indexa, en su estudio “Rendimiento de los planes de pensiones en España 2006-20015”, concluía, tras analizar y comparar la rentabilidad de los planes de pensiones individuales que han existido en España entre 2006 y 2015 con la de sus índices de referencia, que, de media, los retornos de los primeros han sido un 2,8% inferior (al año) a los de los segundos. Diferencia, explicaba Unai Asenjo, que “tiene su origen en los altos costes de la gestión activa, en los conflictos de intereses que tienen las gestoras de los grupos bancarios (venden no asesoran) y en las malas decisiones de los gestores”. Es más, paradójicamente, “cuanto más pagas (comisiones) peor producto te llevas”, afirma. Y esto “se debe tener en cuenta a la hora de invertir y muestra la dificultad de encontrar un plan de pensiones que ofrezca rentabilidades superiores al mercado”.