La banca italiana está en el punto de mira tras la última advertencia del BCE al Monte dei Pachi. El miedo a un posible rescate ha hecho saltar todas las alarmas y acelerar los ajuste pendientes en el sector financiero. El primero en pronunciarse ha sido UniCredit, la mayor entidad del país, que ha presentado su plan estratégico para los próximos dos años. El objetivo fundamental es asegurar el crédito y reducir las deudas morosas. En este sentido, el banco italiano ha anunciado su intención de realizar una ampliación de capital inmediata por valor de 13.000 millones de euros mediante emisión de acciones, que será ratificada en la próxima reunión del Consejo en enero. Por otro lado, UniCredit tiene como meta vender la mayor parte de sus activos tóxicos por un valor de 17.700 millones de euros. La operación se realizará en dos fases, con una primera venta en 2017 y el resto durante los años restantes. Pero sin duda, el anuncio que más polémica ha causa es el plan de reestructuración de la entidad, que planea despedir a un total de 14.000 trabajadores hasta 2019. Con esta decisión, UniCredit amplía en más de 6.000 las bajas previstas, aunque con ello espera poder ahorrar hasta 1.700 millones entre costes operativos y de personal. La entidad italiana también ha decidido eliminar el dividendo correspondiente a 2016. A pesar de ser la principal entidad italiana, Unicredit comparte los mismo problemas que el resto del sistema financiero, lo que quedó patente en su nota en los pasados test de estrés. Con este esfuerzo, la entidad espera poder elevar su ratio de capital básico hasta el 12,5% en 2019.
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