Las perspectivas económicas la República Checa se enturbian. Con una exposición al exterior que representa el 75% del PIB -de las más altas de la Unión Europea- la dependencia del comercio exterior en un contexto marcado por el recrudecimiento de las tensiones comerciales podría jugarle una mala pasada. La mejora de la competitividad internacional de […]
InternacionalDirigentes Digital
| 16 oct 2018
Las perspectivas económicas la República Checa se enturbian. Con una exposición al exterior que representa el 75% del PIB -de las más altas de la Unión Europea- la dependencia del comercio exterior en un contexto marcado por el recrudecimiento de las tensiones comerciales podría jugarle una mala pasada.
La mejora de la competitividad internacional de país se remonta al año 2013 cuando el Banco Nacional Checo decidió abandonar el techo del tipo de cambio de la corona frente al euro y contener así también las presiones inflacionarias.Sin embargo, la subida de la inflación empujada por los salarios y los precios de la vivienda ha provocado aumentos graduales en los tipos de referencia pasando del 0,25% de hace un año al 1,25% actual.
De este modo, tras registrar un crecimiento del 4,5% el pasado año, este país experimentará una ralentización de la tasa de crecimiento cercana al 3% en 2018, frente al 4,5% del año anterior como consecuencia del enfriamiento de la zona euro y la demanda interna, según los analistas de Crédito y Caución.
En este sentido, los principales riesgos que se derivan son una “rápida” apreciación del tipo de cambio derivada de la escalada en las disputas comerciales, una repentina desaceleración en la eurozona o la incertidumbre en torno al Brexit.
Un contexto que aleja la posibilidad de entrar en la zona Euro. Si bien el crecimiento de los ingresos le ha permitido reducir su deuda pública hasta el 32% del PIB y se espera que disminuya aún más, parece poco probable que se produzca en los próximos años.