El futuro de la relación entre Reino Unido y el resto de Europa todavía es incierto. A menos de cuatro meses de la fecha prevista para que el Brexit se efectúe, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha asegurado que Reino Unido puede revocar de manera unilateral la decisión de abandonar el organismo. […]
InternacionalDirigentes Digital
| 10 dic 2018
El futuro de la relación entre Reino Unido y el resto de Europa todavía es incierto. A menos de cuatro meses de la fecha prevista para que el Brexit se efectúe, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha asegurado que Reino Unido puede revocar de manera unilateral la decisión de abandonar el organismo. Sin embargo, en todo este conglomerado de incertidumbres, todavía está presente la posibilidad de un Brexit no negociado. Y esto tendría consecuencias negativas para el país anglosajón, pero también para el resto de países europeos.
En caso de que, finalmente, el resultado de las negociaciones acabe en saco roto y todo termine en un Brexit duro, Reino Unido sería el principal perjudicado. En el corto plazo, el principal impacto económico provendría de la aplicación de los aranceles de la Organización Mundial del Comercio (OMC): “El 16% de las exportaciones europeas de bienes con destino a Reino Unido se enfrentarían a aranceles promedio del 4,3%”, tal y como se desprende de un informe elaborado por Crédito y Caución.
Por su parte, casi la mitad de las exportaciones directas a la UE, además de un 16% adicional de países con acuerdos vigentes con la comunidad, estarían sujetas a un arancel promedio del 5,7%. En cuanto al sector servicios, “la amenaza es aún mayor”. Y es que la Unión Europea podría bloquear la oferta de servicios de las empresas británicas.
El documento muestra una clara consecuencia en el caso de que no se produjera una transición suave: 2.300 empresas británicas se enfrentarán a problemas de insolvencia,en el que el sector manufacturero “serían particularmente altas”. Esta cifra asciende al 14% de las empresas británicas.
Además, el aumento de los aranceles sobre las exportaciones de bienes y servicios pesaría sobre los beneficios de las empresas, mientras que el aumento de los aranceles sobre los bienes importados aumentaría la inflación interna. Una libra más débil alimentaría más la inflación y no sería suficiente para compensar los mayores costos comerciales”, cuentan desde Crédito y Caución. La mayor inflación también restringiría el gasto de los consumidores en un momento en que el desempleo comenzaría a aumentar ligeramente, lo que probablemente generará mayores insolvencias en los sectores minorista y hotelero.
Pero, ¿qué consecuencias tendría para los Veintisiete?
Para la Unión Europea, las perspectivas de insolvencia en el caso de que se produzca un Brexit duro “son mucho más suaves”. En España, el impacto se percibiría principalmente en el sector turístico. Al igual que en Portugal.
En todo caso, la depreciación del euro debería ayudar a las economías pequeñas e intensivas en exportaciones en la eurozona, como Países Bajo, Bélgica o Irlanda, a incrementar sus exportaciones al resto del mundo. Pero es precisamente el mercado irlandés el más vulnerable de la UE en un contexto de Brexit no negociado.
Crédito y Caución prevé un crecimiento del 4% en las insolvencias, concentradas en el sector manufacturero, donde el 44% de su valor agregado total proviene de las exportaciones a Reino Unido, seguido de la alimentación.