”Si Estados Unidos subiera sus aranceles a todas las exportaciones procedentes de China, como han apuntado desde Washington, ello podría costar hasta dos puntos al PIB”, señala Wang Tao, economista jefe del banco UBS, en conversación telefónica con DIRIGENTES. Es decir, el peor de los escenarios sitúa a China con un crecimiento económico del 5,5% […]
InternacionalDirigentes Digital
| 20 dic 2018
”Si Estados Unidos subiera sus aranceles a todas las exportaciones procedentes de China, como han apuntado desde Washington, ello podría costar hasta dos puntos al PIB”, señala Wang Tao, economista jefe del banco UBS, en conversación telefónica con DIRIGENTES. Es decir, el peor de los escenarios sitúa a China con un crecimiento económico del 5,5% en 2019, lo cual ocurriría si EE.UU. elevase todas las tasas arancelarias al 25%. Las ventas inmobiliarias, por otra parte, está previsto que retrocedan un 6%. Y el consumo interno también puede desacelerarse unas décimas.
En este escenario, todo hace indicar la inminencia de nuevos estímulos económicos, tanto fiscales como monetarios. El crédito bancario se espera que crezca un 11%. Y la inversión en infraestructuras, con un crecimiento testimonial este año, alcanzará nuevamente los dobles dígitos durante 2019 (+11%). ”Con una deuda pública cercana al 80% del PIB, existe margen fiscal para nuevas inversiones en infraestructuras, si bien es recomendable evitar un endeudamiento innecesario”, alerta Zhang Ning, de UBS. Si consideramos otros agentes económicos, no solamente las administraciones públicas, el endeudamiento total en China suma un 240% del PIB.
ALGUNAS RAZONES PARA EL OPTIMISMO
Los aranceles estadounidenses, en todo caso, deberían incentivar una reforma del tejido productivo chino e incrementar su competitividad. China, pese a subir los gravámenes sobre sus importaciones procedentes de Estados Unidos, está reduciendo las tasas arancelarias al resto del mundo. Y la guerra comercial con EE.UU. ha precipitado algunos anuncios de corte reformista.
La apertura gradual del sector financiero, o una privatización parcial de algunas firmas estatales, apuntan hacia esta misma dirección. La inflación, además, va a mantenerse por debajo del 2%. Esta cifra, sin obviar los riesgos derivados del excesivo apalancamiento, ofrece margen monetario suficiente para contrarrestar un descenso más o menos brusco de las exportaciones (sobre todo, hacia EE.UU.). China, según estimaciones oficiales, podría finalizar 2019 con un déficit por cuenta corriente del 0,1%.
Por último, en materia fiscal, se han anunciado bajadas de impuestos equivalentes al 1% del PIB. La reducción del IRPF, en China, facilitará que el consumo doméstico continúe creciendo al 6,8%. Sufrirá una leve desaceleración, en todo caso, debido a los empleos que pueden destruirse por la guerra comercial con Estados Unidos. Y la rebaja de sociedades, por otra parte, lo que denota es un respaldo creciente del gobierno al sector privado. ”China debe fundamentar su competitividad sobre políticas que faciliten la innovación empresarial, sin insistir demasiado en mantener los salarios o el tipo de cambio artificialmente bajos”, afirma Liu Shengjun, economista asesor del gobierno chino, a DIRIGENTES. Sea como fuere, en 2020, nadie espera que el PIB chino supere la barrera psicológica del 6%.