Este 2019 está marcado por el relevo en los órganos legislativo y ejecutivo de la Unión Europea. Con vistas a influir en las políticas de una nueva Comisión Europea y un nuevo Parlamento, la sociedad civil del continente enumera los aspectos que deben cambiar para hacer del proyecto común una unión más fuerte y que […]
InternacionalDirigentes Digital
| 17 abr 2019
Este 2019 está marcado por el relevo en los órganos legislativo y ejecutivo de la Unión Europea. Con vistas a influir en las políticas de una nueva Comisión Europea y un nuevo Parlamento, la sociedad civil del continente enumera los aspectos que deben cambiar para hacer del proyecto común una unión más fuerte y que beneficie a todos.
En el horizonte aparecen diversas cuestiones que prometen revolucionar el estado actual de la economía comunitaria. En primer lugar, el cambio climático pone a prueba la capacidad de los países para modificar sus modelos energéticos. Después, la Cuarta Revolución Industrial viene acompañada de desafíos para el sistema productivo, mientras que las relaciones económicas vienen marcadas por el libre albedrío de las decisiones que se toman en los centros de poder de las mayores naciones del mundo.
Por ello, desde el Comité Económico y Social Europeo (CESE), el organismo que representa a la sociedad civil europea, reclaman un “cambio de mentalidad en las políticas, incluida una revisión del modelo actual de desarrollo económico”. Se trata de un punto de vista que comparte María João Rodrigues, eurodiputada. “Necesitamos cambiar la forma en que medimos la prosperidad”, explicó en un foro organizado por el CESE. Su propuesta es ir “más allá del PIB” y usar indicadores para medir el bienestar de la población.
Propuestas de cambio
En lo que atañe a la transición energética y digital, la educación y la formación se presentan como la única vía para adaptar la ciudadanía a los cambios. En opinión de Enrico Giovanini, profesor de la Universidad de Roma Tor Vergata, hace falta una inversión adicional que capacite a los trabajadores ante el giro que ha sufrido la economía actual.
No obstante, las inversiones para adaptar las infraestructuras, las empresas y a los trabajadores requieren de nuevos ingresos. Durante el evento se explicó que es necesaria una mayor armonización fiscal, de modo que los tipos impositivos sean equitativos en todos los países de la Unión. Además, se insiste en la idea de llevar adelante un impuesto digital que grave las ganancias de los gigantes digitales, si bien no termina de haber acuerdo entre las principales potencias europeas. En este aspecto, el consejero del CESE, Javier Doz, explicó a este medio que los países con condiciones fiscales distintas “drenan” los recursos de los estados.
Según el CESE, además de esas reformas, se requiere crear un marco más estable para las empresas. Teniendo en cuenta las convulsiones que se están produciendo a lo largo de Europa, se recuerda que las medidas políticas deben ir encaminadas a mejorar la estabilidad política, el clima de negocios e incluir un punto de vista social. Francesca Campolongo, del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, asegura que las sociedades con protecciones sociales altas y con igualdad de género son más resistentes.
Junto a todas esas prioridades nacidas de las diferentes revoluciones que prometen las nuevas tecnologías y el cambio climático, se sitúa una obsesión de los organismos comunitarios: la Unión Bancaria. Desde el CESE se explica que una Unión Económica y Monetaria fuerte “podría ayudar a fortalecer” la capacidad de recuperación de la economía europea.