La industria espacial se encuentra en medio de una transformación generalizada. En la última década ha visto cómo los emprendedores se han lanzado a esta aventura usando desde el software satelital hasta llevando a cabo el lanzamiento de cohetes. Las pequeñas empresas han comenzado a buscar ganancias en un área donde la mayor parte del […]
InternacionalDirigentes Digital
| 17 ene 2020
La industria espacial se encuentra en medio de una transformación generalizada. En la última década ha visto cómo los emprendedores se han lanzado a esta aventura usando desde el software satelital hasta llevando a cabo el lanzamiento de cohetes. Las pequeñas empresas han comenzado a buscar ganancias en un área donde la mayor parte del dinero se había hecho hasta entonces con contratos militares o satélites de comunicaciones costosos.
La economía espacial está estimada en 400.000 millones de dólares y todavía está dominada en gran medida por grandes compañías aeroespaciales y de defensa que sirven a intereses financiados por los gobiernos. Pero los inversores dicen que eso está cambiando. Morgan Stanley, Goldman Sachs, Bank of America o UBS han publicado distintos estudios sobre cómo está creciendo la industria espacial. Y para el consenso de Wall Street, éste es un sector que se convertirá en una economía multimillonaria en los próximos 10 – 20 años. En particular la industria del turismo espacial que, según algunos informes, podría alcanzar un valor de 3.000 millones de dólares en una década.
Los inversores hoy día confían en este sector y están invirtiendo en él. Además los gigantes aeroespaciales y el capital privado continúan poniendo aquí miles de millones de dólares en nuevas tecnologías y oportunidades. Existen tres tipos diferentes de empresas aeroespaciales: las compañías públicas que se centran exclusivamente en el espacio, las públicas pero con exposición a través de una filial espacial importante, y las empresas privadas que pronto pueden salir a bolsa o escindir divisiones. Sin duda, en estos momentos, las que están en boca de la mayoría son las que pretenden llevar a la gente al espacio como turistas.
Sir Richard Charles Nicholas Branson es el director ejecutivo de Virgin Galactic. El magnate, inversor y filántropo británico de negocios fundó el grupo Virgin en la década de 1970, y el conglomerado consta de más de 400 empresas en diversos campos. Virgin Galactic fue creada en 2004 y con ella The Spaceship Company que es una empresa de producción aeroespacial para construir naves espaciales comerciales. En 2008 Virgin Galactic ya tenía recaudados 30 millones de dólares en reservas para viajes espaciales, a 250.000 dólares por persona / viaje. Una cifra que no está al alcance de cualquiera, por ello, entre los futuros viajeros se encuentran algunos millonarios como la cantante y actriz Lady Gaga, la actriz de Alien Sigourney Weaver, el músico Moby o la celebrity Paris Hilton. Según datos de la compañía, actualmente alrededor de 600 personas ya tienen tickets reservados.
Para empezar, Virgin Galactic ofrecerá vuelos espaciales suborbitales tripulados, lanzamientos suborbitales para misiones científicas y lanzamientos orbitales para satélites pequeños. En el futuro Virgin Galactic planea ofrecer también vuelos orbitales.
Richard Branson planea comenzar a llevar personas al espacio en su nave ‘SpaceShipTwo’ el próximo año. Desde el despegue hasta el aterrizaje, toda la misión durará menos de dos horas, y los pasajeros que volarán a 109.728 metros sobre la Tierra, experimentarán unos minutos de ingravidez o gravedad cero y podrán mirar por las ventanas del avión hacia el horizonte curvo de la Tierra y la oscuridad del espacio exterior.
El magnate británico Branson tiene ya confeccionados hasta los trajes espaciales que usarán los futuros turistas que viajen al espacio con su compañía. Los ha fabricado la marca estadounidense de ropa deportiva Under-Armour y están diseñados para mantener a los clientes cómodos mientras les lanzan a la atmósfera a una velocidad tres veces mayor que la del sonido. El material está hecho de hilo especial que Under-Armour dice que puede ayudar a regular la temperatura corporal.
En diciembre de 2018 la nave ‘SpaceShipTwo’ de Virgin Galactic hizo historia al despegar de California, Estados Unidos, y alcanzar una altura de 82,7 km, convirtiéndose en la primera en lograr un vuelo comercial tripulado al espacio, según la NASA.
Pero no fue hasta febrero de 2019 cuando se realizó un viaje con una pasajera espacial. Fue el segundo vuelo de prueba de la compañía Virgin Galactic en llegar al borde del espacio. Beth Moses fue la primera persona en volar al espacio como pasajera a bordo de una nave espacial comercial. Moses es una ingeniera aeroespacial instructora de astronautas en la compañía de Branson y fue la primera mujer en recibir la designación de astronauta comercial de la Administración Federal de Aviación estadounidense después de que su vuelo aterrizara.
Moses voló a bordo del avión propulsado por cohetes. La nave viajó a velocidades superiores a 3.701 km por hora y subió más de 88 km hacia el cielo, donde Moses experimentó su primera vista del cosmos a través de las ventanas de la cabina del aparato. El trabajo de Moses en ese viaje era garantizar que los más de 600 clientes que ya han pagado por la experiencia disfruten de ella. Entre otras cosas, verificó que todos tengan una buena vista desde sus ventanillas. “También probé diferentes formas de salir de mi asiento cuando se alcanza la microgravedad”, decía a los medios después de su viaje espacial. “Literalmente, pueden soltarse y mirar por la ventana mientras flotan”. “Todos piensan que van a nadar, pero la natación no hace nada en microgravedad”, continuaba Moses, que tan solo tuvo algo menos de cinco minutos de ingravidez, “y eso es lo que nuestros clientes también tendrán”, aseguró. La cabina está completamente presurizada y el techo y paredes acolchadas y dijo sentirse cómoda en todo momento, y que cada instante de su vuelo fue “intenso, agradable y estimulante”. Cuando se inicie el servicio comercial, habrá cuatro pasajeros en la cabina, que se ampliarán con el tiempo a seis. Moses, aconsejó a los futuros turistas espaciales “simplemente relajarse y disfrutar”.
El revuelo formado por la posible cercanía de esos viajes espaciales para turistas y el gran desarrollo en el sector, han catapultado a Virgin Galactic que, incluso, ya cotiza en Wall Street. Salió a Bolsa el 28 de octubre de 2019, convirtiéndose en la primera compañía de vuelos espaciales para turistas que cotiza en el parqué neoyorquino. Lo ha hecho fusionándose con la firma de inversión cotizada Social Capital Hedosophia, propiedad del empresario Chamath Palihapitiya, exejecutivo de Facebook, que se hizo con el 49% de Virigin Galactic por 800 millones de dólares para poner en marcha la operación. El magnate Branson mantiene el control de la empresa espacial que nace con una capitalización bursátil de 2.300 millones de dólares. Debido a que el acuerdo se ejecutó como una fusión inversa, a Galactic no se le exigió que hiciera muchas de las revelaciones financieras requeridas por las OPV más tradicionales.
Pero el entusiasmo ha decaído ya que desde que comenzó a cotizar el desempeño de sus acciones ha fracasado. Galactic (SPCE) ha despegado con caídas en Wall Street y ha perdido el 21% de su valor. Fue otra OPV decepcionante para un mercado bursátil que ha tenido muchas decepciones este año. Wall Street se está volviendo cada vez más cauteloso con las compañías sin un plan comercial comprobado, como las tecnológicas Uber (UBER), Lyft (LYFT) y Slack (WORK) al las que hay que añadir el fracaso de WeWork que después de anunciar su salida a Bolsa, lo canceló.
Algunos expertos apuntan a que la falta de datos financieros detallados podría ser otra razón por la que las acciones de Galactic no se han disparado. “Va a ser realmente difícil conseguir que los inversores institucionales con mucho dinero se interesen en una empresa si no tienen acceso a toda la información a la que están acostumbrados”, explicó Chad Anderson, CEO de Space Angels, una firma de capital privado que invierte en compañías espaciales. Anderson añade que los mercados de capital de riesgo, y él personalmente, no están tan entusiasmados con el mercado de turismo espacial suborbital.
Algunos analistas han cuestionado cuán grande podría ser la demanda de turismo espacial comercial, y si se puede persuadir a suficientes clientes ultra ricos para que tomen esos vuelos. Pero Galactic dice que hay suficiente interés para apoyar a una o más empresas de turismo espacial, y que tiene una larga lista de personas que quieren comparar un billete la próxima vez que salgan a la venta.
A favor del sector, el CEO de Space Angels agrega que “la OPV de Galactic podría ser una bendición para la industria, a pesar del rendimiento de sus acciones que no debería considerarse un barómetro para el sector espacial comercial en general”. Cuanto mayor sea la participación e inversión espacial, más compromiso y más emoción habrá para el público”, continuaba Chad Anderson, para quien “todavía queda por ver si Galactic puede ejecutar un negocio rentable”.
Virgin Galactic comparte similitudes con otras dos empresas espaciales fundadas por otros multimillonarios: Blue Origin del CEO de Amazon, Jeff Bezos, y SpaceX del director general de Tesla, Elon Musk. El primero está desarrollando un cohete para turistas espaciales, mientras que el segundo planea usar su enorme cohete Starship como un medio para viajar rápidamente de un lugar a otro en la Tierra, a lo que ha llamado ‘viaje espacial de punto a punto’.
Ni SpaceX ni Blue Origin planean salir a bolsa en el corto plazo. Pero no por ello han tenido menos impacto en la industria aeroespacial.
SpaceX, de Elon Musk, se ha convertido en el lanzador de cohetes más activo de Estados Unidos, reduciendo significativamente el coste de lanzar satélites, al tiempo que ha demostrado que puede reutilizar las partes más valiosas de los cohetes tras aterrizar. Musk y SpaceX tienen vínculos profundos con el gobierno de EE.UU. y el Departamento de Defensa. Una parte clave del negocio de la compañía es lanzar satélites y otras cargas útiles relacionadas con la defensa como parte de acuerdos por valor de decenas de millones de dólares. SpaceX también ha estado trabajando en una cápsula conocida como Crew Dragon, con el objetivo de comenzar a lanzar astronautas a la Estación Espacial Internacional para la NASA el próximo año.
Aunque Blue Origin, Jeff Bezos, también tiene como objetivo llevar al espacio a personas, la compañía todavía está haciendo grandes esfuerzos para conseguir llevar a cabo vuelos espaciales. Entre otras cosas está desarrollando un motor de cohete potente y reutilizable, está construyendo una nueva nave y lidera una oferta para transportar cargamento y personas a la luna para la NASA en un módulo de aterrizaje lunar.
Otras muchas compañías del sector están activas en la carrera espacial. Entre ellas Lockheed Martin que se unió a la iniciativa de aterrizaje lunar de Blue Origin y también ha estado construyendo las cápsulas de Orión para las misiones espaciales profundas de la NASA. La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio ya se ha comprometido a comprar seis naves espaciales Orion de Lockheed Martin por 4.600 millones de dólares.
Por su parte, Boeing, como SpaceX, está desarrollando una cápsula para llevar a los astronautas de la NASA a la estación espacial. Boeing obtendrá hasta 4.200 millones de la NASA para construir la nave espacial, llamada Starliner, para poner fin a la dependencia de Estados Unidos de tener que volar con Rusia para “poner a la gente en órbita”. Además, Boeing es el principal contratista del Sistema de Lanzamiento Espacial de la NASA, o SLS, un inmenso cohete destinado a enviar astronautas a la luna.
NanoRacks es una compañía privada que se enfoca en una variedad de oportunidades de vuelos espaciales para personas que van desde la investigación hasta los hábitats de las estaciones espaciales. NanoRacks también tiene una amplia franja de clientes, que van desde la NASA hasta la Agencia Espacial Europea y varias compañías privadas de EE.UU.
La floreciente industria del turismo espacial y el sueño de los multimillonarios podría empeorar severamente el cambio climático por las emisiones que emiten los cohetes. Así lo afirman varios estudios. El último informe publicado por ‘Champion Traveler’ muestra que llevar a cabo estos vuelos sería un desastre para el planeta ya que provocarían gran destrucción ambiental en el proceso. Por ejemplo, apuntan a que el SpaceX Falcon 9 quema 112.184 Kg de queroseno altamente refinado y un solo lanzamiento de esta nave emitiría tanto dióxido de carbono como 395 vuelos de aviones transatlánticos, según publica Common Dreams. Estos estudios alertan de lo que podría ocurrir en la Tierra, y afirman que con la probabilidad de que más cohetes entren al cielo en las próximas décadas, las emisiones también aumentarán (si no se encuentra una fuente de combustible alternativa) y el resultado sería catastrófico para el medio ambiente.