Donald Trump llegó a la Casa Blanca en 2017 para hacer a su país grande de nuevo. Una de sus prioridades fue que Estados Unidos fortaleciera su posición de dominio internacional que, en primavera de 2018, le llevó a iniciar una guerra comercial con la segunda potencia mundial, China. En aquel momento, Trump se quejaba […]
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| 14 feb 2020
Donald Trump llegó a la Casa Blanca en 2017 para hacer a su país grande de nuevo. Una de sus prioridades fue que Estados Unidos fortaleciera su posición de dominio internacional que, en primavera de 2018, le llevó a iniciar una guerra comercial con la segunda potencia mundial, China.
En aquel momento, Trump se quejaba de que China estaba siendo desleal con Estados Unidos a la hora de comerciar, que se estaba aprovechando para exportar sus productos pero no mantenía una relación de igual a igual. En otras palabras, que Estados Unidos estaba incrementando las compras de productos chinos, mientras que el gigante asiático no estaba aumentando sus importaciones de productos estadounidenses.
Los datos que recopila la Oficina del Censo estadounidense avalan la tesis de Trump. Las exportaciones de Estados Unidos a China apenas han crecido durante los últimos diez años, desde los 91 mil millones de dólares de 2010 hasta los 106 mil millones de 2019. Por el contrario, las importaciones de productos chinos se han incrementado de forma considerable, desde los 364 mil millones de dólares en 2010, hasta los 452 mil millones de 2019.
De ese modo, Estados Unidos ha ido elevando su déficit con el país que preside Xi Jinping, desde los 273 mil millones en 2010, hasta alcanzar los 345 mil millones de 2019. En total, el déficit comercial de la primera potencia mundial con la segunda supera los 3,3 billones de dólares en este decenio.
Sin embargo, las imposiciones arancelarias promovidas por Donald Trump han tenido efectos dispares sobre las relaciones comerciales con su principal competidor por la hegemonía mundial. Comenzando por 2018, el primer año de aplicación de los aranceles, destaca que las importaciones de Estados Unidos alcanzaron la cifra más alta de la historia. Es decir, si la intención de Trump era reducir las importaciones de China, la realidad ha sido justo la contraria. Frente a unas importaciones en 2017 de 505 mil millones de dólares, en 2018 se elevaron a 539 mil millones.
En cuanto a las ventas, se produjo el efecto opuesto. EEUU vendió productos por valor de 129 mil millones en 2017, frente a los 120 mil millones de 2018. Ello llevó el déficit comercial al mayor nivel de la historia del país, hasta los 419 mil millones.
Ahora bien, un mérito que sí que puede atribuirse a Trump es la reducción de esa cifra en 2019, hasta los 345 mil millones de dólares. No obstante, hay que considerar los dos aspectos de esa bajada. Si bien es cierto que las importaciones se redujeron en 77 mil millones, hasta los 452 mil millones, las exportaciones encadenaron el segundo año consecutivo de descenso, al contabilizarse ventas de 106 mil millones de dólares. De hecho, 2019 se convirtió en el tercer año de la década en el que las ventas fueron más bajas, solo por detrás de 2010 (91 mil millones) y 2011 (104 mil millones).
En todo caso, hay que recordar que estas cifras no solo tienen que ver con los aranceles, sino que la casuística de esta evolución del comercio ha tenido que ver con factores diversos. Aun así, el objetivo de Donald Trump sigue siendo conseguir una relación comercial con China más equilibrada.