La contracción drástica del turismo supone el fin de muchas aerolíneas

Aunque el lobby de la aviación internacional CAPA advierte que en pocas semanas muchas aerolíneas pueden estar en bancarrota, hay que decir que había ya desde hace años sobrecapacidad en el mercado y pocas empresas han hecho los ajustes necesarios. No solamente vuelan demasiadas aerolíneas, sino también sobran operadores turísticos. “Por ello lo que vemos ahora es una limpieza dura para los afectados, pero a nivel económico quizás necesaria y no tan sorprendente”, dice Manuel Romera, director del departamento de estudios financieros del IE Business School: “Aunque creo que estamos exagerando un poco con las medidas de protección para luchar contra esta crisis del Covid-19”. Sin embargo nadie quiere ahora decir la verdad, así el gobierno italiano quiere nacionalizar Alitalia, a pesar de que es una aerolínea en mal estado desde hace mucho tiempo. Los italianos la han ayudado ya varias veces con préstamos y garantías y no ha mejorado. La búsqueda de un comprador tampoco tuvo éxito. “No podemos propagar el capitalismo si cuando hay un problema en el mercado siempre pedimos ayuda estatal”, dice Borja Ribera, analista del EAE Business School que cree que el mayor apoyo al mercado será que los grandes inversores vuelvan con su dinero a la bolsa: “Hay muy buenas oportunidades ahora, por ejemplo Melià que ha perdido más de un 50% de su valor, pero que sigue siendo una muy buena empresa”. También el economista alemán Juergen B. Donges cree que no es justo salvar con dinero público a Alitalia: “Ha estado en quiebra mucho tiempo. El estado puede brindar ayuda temporal al sector a través de aplazamientos de impuestos, garantías de préstamos bancarios, financieros, transferencias a empleados en caso de pérdidas salariales y similares, pero nada más”.

Las aerolíneas estadounidenses solicitan también más de 50 mil millones de dólares en ayuda gubernamental para no tener que registrar bancarrota, sería la primera inyección publica desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. “Para la economía sería mejor aprovechar el momento del Covid-19 y dejar morir algunas empresas mal gestionadas y no malgastar dinero público para ayudas a corto plazo”, cree Romera. Según él, no hay un “too big to fail” si las empresas o bancos realmente son mal gestionados como ha sido también el caso con Thomas Cook. Otra cosa es ayudar a las pequeñas empresas y autónomos locales que enfrentan esta crisis sin alternativas, sin margen de maniobra y ni cobran desempleo. “También hay que salvar empresas globales sanas como TUI o Melià que tienen muchos hoteles de primera calidad con avales”, dice Romera. Igual que a Lufthansa que acaba de pedir ayudas públicas para enfrentar la cancelación de su actividad. En principio es una de las aerolíneas que mejor están funcionando en Europa. Para Lufthansa la afluencia de clientes después de la bancarrota del rival Thomas Cook compensó la costosa prohibición de volar con el modelo de accidente de Boeing, el 737 MAX. TUI también estaba en el buen camino: El 11 de febrero, el CEO de TUI, Friedrich Joussen, presentó el pronóstico para el año financiero 2020 y esperaba ganancias ajustadas antes de intereses e impuestos de hasta 1.050 millones de euros. Por el coronavirus tenían que cerrar gran parte de sus operaciones y también piden ahora ayuda estatal.

La cuenta es fácil: más ayudas, más impuestos

Como destaca John Plassard, especialista de inversión del gestor suizo Mirabaud hay que ser sincero ahora y decir que las ayudas estatales solamente tendrán un efecto a corto plazo: “La crisis actual tendrá consecuencias muy negativas a largo plazo para Estados Unidos y China”. Además, algunos países europeos como España, Grecia o Italia, que dependen mucho del turismo, volverían según él a entrar en recesión. En España el sector del turismo representa 11,7% del PIB y 2.6 millones de puestos de trabajo. Ya en 2008 España fue uno de los países más afectados por la crisis. “Aquí el coronavirus tendrá efectos comparables a los de un tsunami o de un meteorito que se estrella contra la economía del país”, dice Plassard. Pero también para países como Alemania la situación es crítica, porque la economía germánica tiene varios problemas estructurales. Entre las empresas y bancos con un problema grave de liquidez están ThyssenKrupp y Deutsche Bank, pero no TUI y Lufthansa. Gonzalo de Cadenas Santiago, economista jefe de Mapfre también advierte que el sector aéreo está en plena fase de cambios y algunos partes deberían liquidarse si no son rentables: “El virus no puede ser una excusa para no hacer su deberes y reorganizarse para ser más sostenible a largo plazo”.

Las ayudas públicas funcionan a corto plazo: “Pero si el consumo no vuelve tenemos un problema. Todavía no está claro cuando y cómo la gente se recuperará psicológicamente de estas cuarentenas y si querrá salir y disfrutar otra vez de unas vacaciones largas y lejos de su casa, si quiere ir otra vez en cruceros o ir a festivales con multitudes”, advierte Romera. Por el momento gran parte del espacio aéreo ya está cerrado, mientras las líneas áreas tienen que pagar los leasings de sus aviones y agencias de viajes gestionan la multitud de cancelaciones con todos los problemas de seguros y indemnizaciones. En Alemania ya ha empezado el efecto dominó con centenares de agencias de viajes en bancarrota. “A esta infraestructura de proveedores hay que ayudar y quizás conviene recordar que el estado somos nosotros y quien paga las ayudas ahora acordadas somos los contribuyentes”, dice Romera: “El dinero para la ayuda a malas empresas como Alitalia se saca de nuestros bolsillos”. Dinero que luego falta en educación, en sanidad e investigación si ahora está mal invertido: “Hay que aprovechar la situación y cada uno debe repensar muy bien su negocio y el estado tan endeudado debería considerar muy bien en cada céntimo que gasta”.