“Cepo”, “corralito”, “puré”, “blue”… el léxico argentino para hablar del dólar refleja una creatividad que se actualiza con cada nueva crisis. Con la pandemia y el Gobierno de Alberto Fernández llega una nueva versión de este que es un tema clásico de la economía local: el acceso al dólar. Es que, desde el 15 de […]
InternacionalDirigentes Digital
| 23 sep 2020
“Cepo”, “corralito”, “puré”, “blue”… el léxico argentino para hablar del dólar refleja una creatividad que se actualiza con cada nueva crisis. Con la pandemia y el Gobierno de Alberto Fernández llega una nueva versión de este que es un tema clásico de la economía local: el acceso al dólar.
Es que, desde el 15 de septiembre, los argentinos, tan habituados a usar la moneda norteamericana como “seguro” personal, ya no pueden adquirir más que 200 dólares por mes. La medida fue tomada por el Banco Central (BCRA) como una forma de “favorecer el desarrollo del mercado de capitales local”.
Además, el Gobierno ha fijado un 35% de impuesto “para las operaciones de formación de activos externos de personas humanas y las compras con tarjetas (débito y crédito) en moneda extranjera”. Es decir, una dificultad agregada a quienes quieran comprar dólares para ahorrar.
El propio presidente Fernández justificó el cupo sosteniendo que los dólares “hacen falta para producir y no para guardar”, una práctica que, sin embargo, sus propios funcionarios, de primera y segunda línea, no han adoptado, como muestran los registros patrimoniales de la Oficina Anticorrupción.
De cepos y corralitos
El antecedente más próximo de esta restricción fue una medida implantada en 2019 por el presidente Mauricio Macri, que había fijado ese límite en 10.000 dólares por mes. El propósito entonces era el de “proteger a pequeños y medianos ahorristas para que haya mayor liquidez”, según había dicho el mismo BCRA.
Los argentinos llaman “cepo” a esos límites en alusión a la política establecida en 2011, durante el gobierno de Cristina Kirchner (hoy vicepresidente), de obligar a los ciudadanos a pedir autorización al organismo tributario (AFIP) para adquirir la divisa y que este decidiera, en función de datos personales, cuánto cada solicitante podría adquirir.
De allí surgió también la definición de “blue”, que designaba al dólar paralelo que circulaba en el mercado no-oficial (negro). Ese tipo de cambio llegó a duplicar el tipo oficial y fue tan sólo una de las denominaciones que tomó la moneda (verde, naranja, gris, blanco) según fuera su uso para comprar inmuebles, coches, aplicación financiera, uso con tarjetas, etc.
Hacer “puré” al Estado
Ya el “puré” se refiere a una táctica más reciente, que consiste en comprar los 200 dólares reglamentarios, venderlos en el mercado negro por un valor mayor que su precio oficial y así obtener un “beneficio”, aún con los impuestos, para minimizar los efectos de la inflación, evadiendo al mismo tiempo el control gubernamental.
Pero el término más temido de esa jerga es “corralito”, que remite al cierre de los bancos y bloqueo de todos los depósitos (ahorros, cuentas corrientes, aplicaciones financieras) que determinó el gobierno en 2001 para evitar retiros masivos de efectivo. La medida entonces precedió a un caos social que aún hoy se recuerda como un pasaje trágico de la historia local.
Cíclicas repeticiones
Cercado de demandas sociales, empresariales e internacionales -además de presionado por luchas internas de poder en su propia coalición de gobierno- el presidente Fernández intenta evitar una reiteración de aquellas reacciones. En su primer proyecto de presupuesto, enviado la semana pasada al Congreso, el mandatario prevé para 2021 una recuperación “robusta” de los ingresos fiscales y un crecimiento de 5,5% de la economía.
Mientras tanto, los datos oficiales (Indec) muestran que el PIB cayó 19% en el segundo trimestre, que el paro superó el 13% y que, durante la crisis sanitaria, cerraron al menos 42.000 pymes. Este último número es de la Cámara de Comercio y representa el doble de las pymes que cerraron veinte años atrás, al tiempo que la contracción del PIB es la más alta de la historia.