“No va a haber devaluación, va a continuar la depreciación” repite hace días el ministro de Hacienda de Argentina, Martín Guzmán, para referirse al aumento de precio que viene presentando el dólar frente al peso. Ese proceso busca “ir reduciendo la inflación”, sostenía Guzmán la semana pasada mientras el valor oficial de la moneda norteamericana […]
InternacionalDirigentes Digital
| 29 oct 2020
“No va a haber devaluación, va a continuar la depreciación” repite hace días el ministro de Hacienda de Argentina, Martín Guzmán, para referirse al aumento de precio que viene presentando el dólar frente al peso.
Ese proceso busca “ir reduciendo la inflación”, sostenía Guzmán la semana pasada mientras el valor oficial de la moneda norteamericana quedaba 130% por debajo de los tipos paralelos (mercado informal) y las reservas del Banco Central caían en picado.
El ministro encabeza una cruzada oficial contra la percepción negativa de la economía. Sus afirmaciones tienen como propósito “calmar a los mercados” en un momento en que los efectos económicos de la pandemia comienzan a sumarse a la crisis preexistente.
Para explicar esa inquietud que aqueja a la población en general y a inversores locales, el expresidente Mauricio Macri dijo: “todo pasa por la confianza y la crediblidad”. El presidente Alberto Fernández, en tanto, dijo que mantendrá la política cambiaria.
Argentina está en su tercer año de recesión y las expectativas de depreciación han provocado turbulencias financieras. Las autoridades reiteran que “la economía real está mostrando signos de recuperación” y que la estabilidad cambiaria requiere de un proceso de largo plazo.
En ese contexto, el equipo económico salió a frenar el drenaje de sus reservas con la licitación de deuda en dólares, uso de un swap acordado con China (11.000 millones de dólares) y la presentación de un proyecto de Presupuesto 2021 que prevé reducción del déficit fiscal.
Con esa artillería logró reducir ligeramente la distancia entre “su” dólar y el que circula entre las transacciones reales, además de obtener un poco de oxígeno para enfrentar los múltiples frentes de la crisis por la que transita, agravada por la pandemia.
La respuesta, sin embargo, duró poco y este miércoles la bolsa local perdió -6,8% (-17,1% en la semana), sus títulos en Nueva York cayeron -10% y el riesgo país llegó a máximos (1477 puntos) “ante un renovada desconfianza inversora sobre el futuro de la tercera economía de América Latina”, en palabras de la agencia Reuters.
Por último, el Gobierno argentino continúa negociando su deuda con el FMI (44.000 millones de dólares, tomados en la gestión anterior). El Banco Mundial estima que el país terminará 2020 con -12,3% de PIB y casi el doble de pobres que tenía a inicios de año.
La pobreza alcanzó al 40,9% de los argentinos en la primera mitad de este año, con un 10,5% en el segmento de indigencia, reportó el Indec, instituto estatal cuestionado en la administración de Cristina Kirchner por ocultar el deterioro de índices.