"No voy a decir que haya riesgos, pero es importante tener la imagen completa", afirma este experto. Por ello, recuerda los ‘vientos a favor’, que, muchas veces, se ven oscurecidos por las turbulencias del corto plazo. Así, destaca, la mejora de los fundamentales de la mano de la regulación ("buena para los acreedores, no tanto para los accionistas", matiza), el mayor ‘colchón’ de capital y el desapalancamiento continuado de estas compañías.
Por otra parte, no podemos olvidar el papel de las políticas de flexibilización cuantitativa (QE) y tipos mínimos del Banco Central Europeo (BCE). Sus inyecciones de capital mejoran la estabilidad financiera, indica, al tiempo que favorece el reposicionamiento de carteras a favor de activos de riesgo: aumenta la duración y se ven beneficiados la deuda high yield, la híbrida, Tier 1, la Bolsa… Al mismo tiempo, añade, los niveles de cash siguen siendo elevados.
De los 18,2 billones de euros que suponen el total del mercado de renta fija de la Zona Euro, 6,76 billones corresponden al sector financiero, siendo 648.000 millones bonos subordinados. "Es un mercado en desarrollo, aún no es nicho", subraya, apuntando que presentan las rentabilidades medias más atractivas de la región, con una volatilidad que se encuentra en una tendencia a la baja de largo plazo, a pesar del reciente rebote…
¿Cómo nos aproximamos a estos activos? Lavier explica que su estrategia se basa en una gestión de convicción (sin benchmark, con conocimiento profundo de los emisores, selección tras un análisis riguroso, cartera temática concentrada y seleccionada por el gestor); un proceso de inversión fundamental (análisis macro y asignación por país; así como del riesgo financiero del emisor y legal); y una gestión activa del riesgo de crédito (país, emisor, duración, segmento subordinado…), de tipos de interés y de divisa (euro, dólar o libra).
En cuanto a las preocupaciones de los mercados: China, el petróleo, el ciclo económico estadounidense, la banca italiana, Novo Banco, Deutsche Bank y Credit Suisse… se queda con "la crisis de identidad de las instituciones financieras". Sin duda, admite, tienen que cambiar su modelo de negocio para adaptarse al nuevo entorno de tipos y márgenes inferiores. "Es un problema de largo plazo, pero en el corto estoy contento de invertir en estos activos", concluye, pues es en ellos, donde se ‘esconde’ la rentabilidad.
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