La inestabilidad, recuerda la firma, no es nada nuevo para este tipo de activos de riesgo tras la crisis. Sin embargo, señala, las menores perspectivas de crecimiento desde el próximo ejercicio para Reino Unido y la Zona Euro tras el Brexit supone "presiones de reequilibrio para los sectores de consumo y producción".
En concreto, los bonos con rating "B" en ambas industrias británicas estarán bajo mayor presión, pues la debilidad de la libra "erosiona el poder adquisitivo" y, además, la tendencia de las empresas a preservar el efectivo reduciendo costes e inversión plantea riesgos a la baja para las perspectivas de empleo y gasto en "la ya de por si desequilibrada economía de Reino Unido".
Tanto el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) como el Banco Central Europeo (BCE) pueden responder con más estímulos en forma de recortes de tipos e incrementos de sus respectivos programas de compras de activos (QE), pero Fitch cree que el "impacto podría ser limitado debido a las ya reducidas tasas y a los inciertos efectos de estas medidas en los bancos". Por otra parte, las limitaciones de calidad ya excluyen los bonos corporativos de grado especulativo de estos planes.
Reconocen estos expertos que la calidad del crédito es ahora más robusta en esta última fase del ciclo y es poco probable un fuerte repunte de la morosidad ante el fortalecimiento de la industria financiera.
Ahora bien, "los inversores de crédito probablemente tendrán que soportar la carga de la disminución de la capacidad de servicio de la deuda (…) El Brexit ha acercado este escenario y esperamos que estos inversores fijen el precio del crédito arriesgado en consecuencia".
Coincide Chris Iggo, responsable de inversiones (CIO) de renta fija de AXA IM, al señalar que "hay más riesgos ante las incertidumbres políticas y económicas" derivadas del resultado de la consulta británica. Si bien, más optimista, cree que "los fundamentales siguen siendo bastante favorables para el crédito a nivel mundial y no debería producirse un aumento sostenido de los diferenciales".
Su consejo es optar por estrategias de corta duración, pues ofrecen menos sensibilidad a una reversión y dan la posibilidad de bloquear los spreads de crédito más altos, especialmente en high yield, donde los diferenciales se ampliaron a cierre de 27 de junio hasta 52 puntos básicos en Europa (61 en Estados Unidos). "La cuestión es que al invertir en este tipo de activos con una duración menor, los inversores renuncian a menos rendimiento que con las estrategias de horizontes temporales más amplios", explica.
Positivo se muestra también Steve Logan, responsable de hgh yield europeo de Aberdeen Asset Management: "Este sell off podría ser un punto de entrada muy atractivo. El programa de compra de bonos corporativos del BCE así como la escasez estructural de rentas procedentes de los activos debería asegurar que la demanda de bonos high yield europeos persista. Aunque es un poco pronto para identificar los potenciales impactos negativos en compañías específicas, pienso que esto es más una oleada de ventas técnica que una basado en el deterioro de los fundamentales del crédito".
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