"Si bien la decisión británica de abandonar la UE claramente presenta retos económicos, ahora tenemos que hacer todo lo posible para que el Reino Unido siga siendo el lugar más atractivo en el mundo para hacer negocios", explica Osborne en un artículo en el Wall Street Journal, en el que el funcionario expone el mensaje que tratará de trasmitir a la gran banca de inversión estadounidense: "Gran Bretaña puede salir de la UE, pero no están abandonando el mundo".
Será una tarea difícil. Este esfuerzo por no perder apoyos, que ya se inició la pasada semana con reuniones con las principales gestoras afincadas en Reino Unido, se produce en un momento en el que la libra sigue en mínimos de 312 años frente al dólar, los fondos inmobiliarios se mantienen congelados para evitar reembolsos masivos y el país debe esperar aún varios meses para conocer la nueva identidad del próximo primer ministro, tras la dimisión de David Cameron con la victoria del Brexit.
Con la previsión de que la crisis de la libra y los fondos inmobiliarios se extienda en el tiempo, Osborne tendrá más que complicado convencer a la industria del poder de la City como centro financiero global. Una misión que, en parte, también recae sobre el Banco de Inglaterra, que este jueves se reúne con la duda de incrementar o no el QE para tratar de contrarrestar el impacto del Brexit.
El organismo ya ha dejado claro que tiene 250.000 millones de libras disponibles para actuar. "Es una cifra respetable considerando que durante la crisis inyectó 375.000 millones de libras esterlinas", indican desde el Departamento de Análisis de Bankinter, recordando que el organismo también puede bajar el tipo director desde el 0,50% actual al 0,25%.
"Lo que no haga esta semana muy probablemente se lo reserva para la siguiente reunión del 4 de agosto, pero podemos contar con que al final hará todo aquello que el mercado ya descuenta (tipos cero e inyectar esos 250.000 millones de libras esterlinas) e incluso algo más, que podría ser de su propia inventiva y novedoso", señalan los expertos.
A su juicio, el inicio de las actuaciones por parte del BoE esta semana tendrá un impacto doble. Por una parte debilitará aún más la libra, alejándola del nivel 0,85 euro. "Puede parecer muy depreciado, pero en realidad ahí se encontraba en el primer semestre de 2013, sin ir más lejos, y sin olvidar que en 2009 y 2010 ya estuvo a 0,90/€. No debería ser nada especialmente sorprendente", explican desde Bankinter.
Por otra parte, introducirá cierta tensión renovada en el mercado hasta que éste compruebe el impacto de las medidas, si tienen éxito o no, etc. "Más tensión y libra más débil no deberían ayudar a las bolsas, sino a los bonos", advierten.
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