Los principales índices bursátiles europeos cerraron ayer en su mayoría a la baja, en una sesión que fue claramente de más a menos. Tras haber permanecido los mencionados índices en positivo durante casi toda la mañana, la publicación en Estados Unidos del índice de gestores de compra de los sectores no manufactureros correspondiente al mes de agosto, el ISM no manufacturero, provocó el giro a la baja de la renta variable europea al quedar la lectura del mismo muy por debajo de la del mes de julio y de lo esperado por los analistas.
La reacción de Wall Street fue en principio la esperada, girando también los principales índices de este mercado a la baja. Así, en un primer momento los inversores optaron por interpretar la debilidad del dato como negativa para el comportamiento futuro de la economía estadounidense y, por tanto, de los resultados empresariales.
El dólar, por su parte, se debilitó con fuerza en relación al resto de principales divisas, mientras que los precios de los bonos, tanto los europeos como los estadounidenses, subieron con cierta fuerza, lo que provocó la caída de sus rentabilidades.
La debilidad de este importante indicador adelantado de actividad hizo pensar a los inversores que la probabilidad de que la Reserva Federal (Fed) suba nuevamente sus tipos de interés tan pronto como en septiembre disminuía a marchas forzadas. No piensa lo mismo Williams, el presidente de la Reserva Federal de San Francisco, que abogó ayer en una intervención pública por subir los tipos de interés "más pronto que tarde".
Así, y en un tono más pesimista sobre el devenir de la economía estadounidense y con el euro fortaleciéndose frente al dólar cerraron las Bolsas europeas, con sus principales índices a la baja con excepciones puntuales como la del Dax alemán, que terminó el día con ligeros avances.
Pero el "pesimismo" que se había apoderado de los mercados de valores duró poco en Wall Street, mercado que poco a poco fue recuperando terreno, apoyándose en los valores de corte tecnológico y en los de la energía, estos últimos gracias al repunte del precio del petróleo, consecuencia del "hundimiento" del dólar, permitiendo a sus principales índices cerrar la sesión al alza y con el Nasdaq Composite marcando un nuevo máximo histórico. Como era previsible, el sector bancario fue el más penalizado tras "disiparse" la posibilidad de una inminente subida de tipos en Estados Unidos. Una vez más el mantra "las malas noticias macro son buenas noticias para las Bolsas" volvió a imponerse en Wall Street, al menos de momento.
Hoy en principio esperamos que las Bolsas europeas abran al alza, con los valores relacionados con las materias primas y la energía liderando las subidas. En este sentido, señalar que la depreciación del dólar ha tenido un impacto positivo en los precios de estos productos, lo que casi siempre termina trasladándose a las cotizaciones de las empresas relacionadas directa e indirectamente con los mismos.
Por lo demás, señalar que durante la jornada se publicarán varios indicadores macro de cierta relevancia como la producción industrial de julio en Alemania y en el Reino Unido y, ya por la tarde en Estados Unidos, los datos sobre puestos de trabajo disponibles en julio (JOLTS) y la lectura final de agosto del PMI servicios. Habrá que ver si este indicador confirma lo indicado ayer por su homólogo elaborado por el ISM o, por el contrario, como ha ocurrido en algunas ocasiones, le contradice, lo que incrementaría el desconcierto entre los inversores en relación al estado de la economía estadounidense y, por tanto, sobre los próximos movimientos que en materia de tipos podría realizar la Fed en un futuro próximo. Sin duda la publicación de este indicador afectará a los mercados de valores, de renta fija y de divisas, por lo que habrá que estar atentos a la interpretación que del mismo hagan los inversores.
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