Tras un año de alta incertidumbre y volatilidad en los mercados, parece que los indicadores vuelven a estar en verde al cierre de 2016. Las previsiones de Deutsche Bank son optimistas pero “prudentes”: después de los márgenes en negativo, todo indica a que la rentabilidad vuelve al corto plazo impulsada fundamentalmente por la fortaleza de Estados Unidos. La inminente subida de tipos de la Reserva Federal no es el único argumento que garantiza estos márgenes, las medidas planteadas por Donald Trump en materia fiscal, gasto público o desregulación de los mercados hacen prever la vuelta a las rentabilidades positivas. En esta línea, la entidad alemana recomienda recuperar la inversión a corto plazo en las carteras, sobre todo en valores estadounidenses, aunque mantiene que “no es el fin de la renta fija”. Como ejemplo de portfolio, en el caso de un inversor moderado, Deutsche propone mantener un 60% en renta fija e incrementar hasta el 30% los recursos en renta variable. El escenario para 2017 contempla un fuerte crecimiento de la economía americana que podría verse recompensado con dos nuevas subidas de tipos de la FED a finales de año, según prevé Deutsche Bank. Si a esto se suman las condiciones fiscales favorables que Trump ha prometido a las empresas, la liberalización de mercados clave como el financiero o el farmacéutico y el gasto público en infraestructuras que afectará a sectores estratégicos, el resultado previsible es que el valor de los títulos americanos se mantenga en lo más alto durante todo el periodo. Desde la entidad se habla de un “rally alcista” que se retroalimenta: los máximos históricos en el parqué incitan al consumo y viceversa, generando un efecto contagio en toda la economía. Respecto a valores concretos, Deutsche aconseja mantener las inversiones en sectores asentados como el financiero, el farmacéutico o el tecnológico, y en compañías seguras como Apple, Google o Microsoft. La renta fija sigue teniendo un papel predominante en las carteras, pero enfocada en el mercado de la deuda corporativa en detrimento de la pública. En este sentido, la entidad alemana recomienda la inversión en bonos a corto plazo porque “el mercado exige mayores rentabilidades a las empresas que a los países”, ha señalado Diego Jiménez-Albarracín, responsable de Renta Variable en el Centro de Inversiones del Deutsche Bank. El high yield prometen dar que hablar en 2017, ya que ofrecerán rentabilidades por encima de la media de mercado. En relación a la deuda pública, algunos valores serán más competitivos que otros durante el próximo año. En concreto, se espera que las emisiones del Tesoro estadounidense adquieran relevancia por la subida de los tipos de interés y la fortaleza del dólar frente al resto de divisas. Los vientos de cola: Europa y Asia Las previsiones de cara al próximo año son más moderadas en el caso de la Unión Europea. A pesar de que se espera un efecto contagio desde Estados Unidos y de que el mercado ya ha descontado los bajos tipos de interés, la incertidumbre política y las dudas sobre el sistema financiero siguen siendo los principales lastres del mercado común. Las previsiones del Deutsche Bank para el mercado bursátil europeo son bastante planas, la euforia en torno a la renta variable parece que va a ir más enfocada a los títulos estadounidense. Sin embargo, son muchas las empresas que podrían beneficiarse de la política de gasto en infraestructuras planteada por Donald Trump, por lo que los bonos corporativos en el caso europeo son los valores más prometedores. España sigue la tónica europea, aunque seguirá liderando el crecimiento económico en el mercado común. En el índice español son mucho los valores que ofrecen oportunidades de cara a 2017, desde las grandes eléctricas por su garantía, hasta las constructoras, que podrían verse beneficiadas por la construcción de infraestructuras en Europa del Este. La banca tampoco es una mala opción a pesar de la baja rentabilidad, ya que el BCE ha asegurado la continuación de los estímulos durante otros seis meses. El sector inmobiliario comercial es otra de las opciones que se plantean más atractivas, ya que desde hace años las Socimis arrastran rentabilidades importantes. La situación de los países emergentes es la más incierta por los efectos que puedan tener las políticas proteccionistas de Donald Trump. A pesar de que la mayoría de economías en desarrollo han logrado sanearse tras la crisis, la restricción estadounidense a las importaciones asiáticas o al comercio con Latinoamérica podría desestabilizar el escenario actual. La volatilidad de estos países se mitiga en parte por el crecimiento en China, que se postula como el principal sustituto de EEUU ante un eventual bloqueo comercial. La postura del Deutsche Bank es conservadora respecto a estas regiones y aunque recomienda la compra de deuda en los emergentes, debido a su alto cupón, aconseja adquirirla en dólares para evitar la volatilidad de las divisas. En resumen, la entidad alemana aconseja que en 2017 se eviten los plazos largos, el high yield fuera de Europa y de las divisas emergentes. Respecto a productos, la recomendación son fondos mixtos flexibles con varios gestores, donde se compatibilice renta fija y variable y se cubran en la medida de lo posible los riesgos. Perspectivas macroeconómicas Los analistas de Deutsche Bank esperan que en 2017 el crecimiento mundial se acelere del 3% al 3,4%. Estados Unidos liderará esta subida con un crecimiento esperado del 2,3% tras la victoria de Trump en las últimas elecciones. El dólar se fortalecerá frente al euro hasta llegar incluso a romper la paridad, con posibilidades de cerrar el año en los 0,95 EUR/USD. El crecimiento europeo se mantendrá bastante plano, en la horquilla del 1,1% y el 1,6%, con España nuevamente a la cabeza, con un incremento cercado al 2%. Respecto a los principales indicadores macro, el petróleo podría cerrar en los 60 dólares el barril en 2017, el oro perderá peso como activo refugio y la rentabilidad del Tesoro estadounidense a diez años se situará en el 3%. No se esperan grandes cambios en el sistema financiero europeo, ni consolidación ni grandes fusiones bancarias, como mucho participaciones como la que tiene UniCredit en Alemania o BNP en Italia. Tampoco España llevará a cabo este tipo de operaciones, con la salida a bolsa de algunas entidades de crédito (Unicaja o Caja Rural) como únicas expectativas de cambio.
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