En el potencial de estas ‘plataformas’ como Uber, Airbnb o Alibaba, que conforman la nueva economía, elabora un análisis Steef Bergakker, gestor senior de Robeco, y destaca que además de alcanzar todos los rincones del mundo en apenas tiempo, tienen en común que funcionan como “mediadores entre creadores de valor y consumidores del mismo que de otra forma, o en mucha menor medida, no habrían interactuado sin ellos”. La interacción comercial y social, continúa, que antes era imposible o prohibitivamente cara, puede tener lugar ahora gracias a las modernas tecnologías de la información de forma “casi instantánea y a un costo muy bajo. Lo que ha cambiado las reglas del juego”. Señala este experto que el reto de esta nueva economía es la “monetización”, pues mientras las empresas “generan mucho valor económico para sus usuarios, capturar parte del mismo puede ser un desafío para sus operadores”. Buena parte del mismo, detalla, “es la reducción de los costes de búsqueda. Sin embargo, una vez consumidor y productor se han encontrado, puede haber un incentivo para prescindir de la plataforma que los ha unido”. Ahora bien, en principio las compañías pueden “intentar monetizar cobrando una tarifa de transacción, por el acceso, por dar un acceso mejorado (artículos premium en los medios online, por ejemplo)…” También otra posibilidad es analizar, aprovechar y vender los datos generados por el tráfico de la propia plataforma (“potencialmente un enorme valor comercial, aunque plagado de problemas de privacidad”). Con todo, este tipo de ‘plataformas mediadoras’ han generado rentabilidades extraordinarias en los últimos tiempo, “superando masivamente tanto al S&P 500 como al MSCI All Countries World Index en los plazos de uno, tres y cinco años. Esto se puede atribuir en gran medida a efectos de red, que actúan como fuente de crecimiento y ventaja competitiva”, pues tiende a favorecer a que los ‘ganadores’ se hagan con la mayor parte (o todo) el beneficio. Así pues, a la hora de invertir en este tipo de empresas de la nueva economía, “la principal tarea del inversor es comprender la naturaleza de estos efectos en combinación con los costes del multi-homing y de conmutación a los usuarios. Además, se debe examinar de forma cuidadosa tanto la monetización de la compañía como su modelo de gobierno, para tener una compresión completa de sus fortalezas y debilidades”. En positivo, apunta, “una vez que una de estas ‘plataformas’ han alcanzado un tamaño crítico, se vuelve muy difícil desalojarla del mercado, siempre que la gestión de la misma no sea demasiado mala”. Con todo, hay que vigilar dos riesgos principales: la introducción de mejoras disruptivas en competidores o la absorción de su negocio por parte de otra…
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