La apuesta por la digitalización de los procesos en las empresas a nivel mundial es un hecho, pero ni todos los países, ni todas las compañías de todos los tamaños presentan la misma evolución. Para este 2020, se espera que el nivel de transformación digital de las empresas industriales españolas se incremente hasta el 19%, frente […]
Dirigentes Digital
| 02 mar 2020
La apuesta por la digitalización de los procesos en las empresas a nivel mundial es un hecho, pero ni todos los países, ni todas las compañías de todos los tamaños presentan la misma evolución. Para este 2020, se espera que el nivel de transformación digital de las empresas industriales españolas se incremente hasta el 19%, frente al 72% de las globales, según estima un informe de la consultora PwC.
Los beneficios son claros: mayor competitividad dentro del mercado, aumento de la eficiencia en la toma de decisiones basadas en datos reales, optimización y personalización de la producción, disminución de los tiempos de fabricación de productos, así como reducción del porcentaje de errores.
No obstante, hay determinados obstáculos, tales como la falta de cultura digital y de formación, carencia de una visión clara de las operaciones digitales o los altos requerimientos de las inversiones financieras, entre otras, que restan fuerza para poder dar el salto a al Industria Digital.
Para conocer en qué posición se encuentra este proceso en España y cuáles son estas herramientas que posibilitan esta Cuarta Revolución Industrial, DIRIGENTES habla con el autor de Industria 4.0: conceptos, tecnologías habilitadoras y retos, Enrique Rodal.
¿Cuál es el estado actual de la Industria 4.0 en España? ¿Avanza a la velocidad deseada o esperada?
La industria 4.0 en España tiene bastantes desequilibrios territoriales en cuanto a su impulso y hay comunidades autónomas más punteras que otras.
Hay dos aspectos diferenciales en España. Por una parte, podemos hablar de proveedores tecnológicos, que son las empresas que están desarrollando estas tecnologías vinculadas con esta industria 4.0 y la transformación digital, un apartado en el que podemos estar orgullosos. Hay muy buenas empresas, pero en el otro lado, no son muchas todavía, especialmente las pymes, que están hoy en día aplicando este tipo de tecnologías. Las empresas grandes, las empresas tractoras, sí que están implementando soluciones de este tipo.
Hablaría de dos vertientes: tenemos muy buenos proveedores tecnológicos, se están desarrollando en España muchos proyectos y herramientas vinculados con tecnologías habilitadoras interesantes y en muchos casos incluso más interesantes de lo que se puede estar haciendo en EEUU, China o Alemania. Pero sí que es cierto que esa tecnología que se está desarrollando en España no llega a nuestras empresas.
En relación al continente europeo, ¿en qué posición se encuentra España y qué puede aportar en este sentido?
Está claro que hay países como Alemania, Francia o Suecia que están por delante en cuanto a Industria 4.0. Al final, no hay que olvidar que el término partió de Alemania en 2011.
¿Qué se tiene que hacer? Hay que escuchar a las pymes. Lo que se está intentando es una estrategia conjunta a nivel de todos los países de la Unión Europea, de cara a que estas nuevas herramientas propicien una fabricación o un tipo de producto más competitivo.
Hay que orquestar a nivel europeo una política común para todos los países, para ir todos en una misma dirección. Tenemos talento y conocimiento, pero muchas veces lo que están demandando las pymes, son ayudas y conocimiento y saber cuáles son las ventajas y las desventajas. Pero hay que ser muy nítidos. Por eso, en la parte final del libro hablo de los retos porque hay unos muy vinculados con toda la transformación socio- laboral que está conllevando la introducción de nuevas tecnologías en los puestos de trabajo.
Habla de tecnologías habilitadoras, las cuales los responsables de la transformación digital deben identificar, ¿a cuáles se refiere?
Por ejemplo, fabricación aditiva o impresión 3D es una tecnología habilitadora reconocida. Tenemos realidad virtual y aumentada, en este caso muy dirigida a la formación, pero también para la reconstrucción de entornos 3D que pueden servir para simulación o para tecnologías inmersivas.
También el cloud computing, todo lo que son los servicios de almacenamiento y de ejecución de aplicaciones. Ahora de lo que se habla es de robótica colaborativa -frente a la robótica industrial tradicional-, de robots que estén dotados de sensores y que sean capaces de detectar la presencia de humanos y de poder trabajar e interactuar junto a ellos.
Otra es el Internet de las cosas. Se trata de dotar de sensores y conexión inalámbrica a determinados aparatos para que nos ofrezcan información en tiempo real sobre qué está ocurriendo en nuestras máquinas, en nuestros procesos o factorías. La Inteligencia Artificial aplicada a la analítica de datos, pero también al tema de visión artificial, a reconocimiento de imágenes o patrones que nos pueda servir en procesos industriales. En esta línea, el Big Data es otra de ellas.
Sí que es cierto que se van incorporando nuevas tecnologías habilitadoras. Drones como herramienta para el envío de paquetes a nivel interno, para el transporte en superficies de logística, en puertos o grandes almacenes. El blockchain y otras incipientes como los exoesqueletos o sistemas biométricos de cara o huella dactilar para acceder a determinadas zonas de la planta.
“Entre todas las tecnologías habilitadoras que se quieren potenciar desde la Comisión Europea, en los últimos meses ha adquirido especial relevancia la Inteligencia Artificial”, ¿por qué se le da tanto protagonismo?
La clave fundamental de ello es que cada vez se están generando más datos en los procesos de fabricación, logística, marketing con los clientes, etc. Hoy en día es prácticamente imposible que un humano sea capaz de trabajar con toda esa información y lo que hace falta es emplear algoritmos de IA para que, de toda la información que se capta y se saca, nos ofrezca las mejores conclusiones y que nos permita una mejora competitiva.
Lo que sí es cierto es que la IA tiene que afrontar retos importantes. A nivel europeo, se está trabajando en un código ético de empleo de IA. En varias vertientes, tenemos la visión artificial vinculada con la IA, el tema de reconocimiento de caras, de objetos, etc. y de alguna forma hay que regular que no pueda tener acceso cualquiera a esa información.