La voluntad por acortar los caminos ha traído enormes beneficios al ser humano. Desde la búsqueda de rutas a través de los mares, hasta cruzar todo tipo de obstáculos, incluidos los propios mares y ríos. En la Edad Contemporánea, los obstáculos no solo los ponen los accidentes geográficos naturales. La edificación masiva y el crecimiento […]
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| 14 may 2021
La voluntad por acortar los caminos ha traído enormes beneficios al ser humano. Desde la búsqueda de rutas a través de los mares, hasta cruzar todo tipo de obstáculos, incluidos los propios mares y ríos.
En la Edad Contemporánea, los obstáculos no solo los ponen los accidentes geográficos naturales. La edificación masiva y el crecimiento de la población de las ciudades va configurando el entorno. Pero esta circunstancia se puede salvar con el mismo ingenio que usó la humanidad en otras épocas.
Madrid cuenta con uno de los aeropuertos con más tráfico del mundo, con más de 60 millones de pasajeros en el último año prepandemia, 2019. Mientras, el barrio de Valdebebas se encuentra apenas a unos metros de distancia del aeródromo, pero incomunicado con el mismo.
¿La solución? La misma que habrían ideado los romanos o todas las civilizaciones hegemónicas en su momento de máximo esplendor: un puente que una el aeropuerto con el barrio más cercano, Valdebebas.
Concretamente, se trata de un puente que sobrevolará la carretera M-12, de manera que permitirá cruzar de un punto a otro en apenas tres minutos. La estructura medirá 260 metros de longitud y convertirá el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas en uno de los más próximos a una ciudad de todo el mundo.
Se espera que las obras estén terminadas entre septiembre y octubre, para las que se van a invertir 20 millones de euros. Según explicó hace unas semanas César Cort, presidente de la Junta de Compensación de Valdebebas, "es muy compleja".
Por su parte, el CEO de la Junta de Compensación de Valdebebas, Marcos Sánchez Foncueva, incide en que se trata de una "obra singularísima" que consiste, en esta primera fase, en el traslado del tablero que servirá de base para el puente, que recibirá el nombre de “Puente de la Concordia”.
De ese modo, dos millones quinientos mil kilos de acero se pondrán en vilo sobre sus soportes a un lado y a otro de la M-12. Después de que el tablero esté en su sitio comenzará la fase final de la ejecución del puente.
Sánchez Foncueva define esta obra como un hito: "Recoge la evolución y los avances de la ingeniería y de la arquitectura de las últimas décadas, habidos en el diseño y ejecución de este tipo de estructuras".
Cabe mencionar que el “Puente de la Concordia” es una iniciativa privada fomentada por la Junta de Compensación de Valdebebas, que asume el coste de la inversión. Para Sánchez Foncueva es un “símbolo de cómo puede funcionar y cómo debe seguir la iniciativa privada en el urbanismo del futuro”.