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“Cuando una mujer triunfa abre puertas para el resto”

Después de más de 20 años impulsando a las mujeres en su desarrollo profesional, Olga Jiménez, experta en ventas, motivación y liderazgo femenino, quiere ir más allá a la hora de abordar algunos de los frenos internos y externos que encuentran las trabajadoras. En una charla con DIRIGENTES, reflexiona sobre cómo a través de su […]

Gestión y Liderazgo

Dirigentes Digital

04 mar 2022

Después de más de 20 años impulsando a las mujeres en su desarrollo profesional, Olga Jiménez, experta en ventas, motivación y liderazgo femenino, quiere ir más allá a la hora de abordar algunos de los frenos internos y externos que encuentran las trabajadoras. En una charla con DIRIGENTES, reflexiona sobre cómo a través de su libro La jefa eres tú, además de transmitir sistemas sencillos de organización y gestión del tiempo o formas fáciles de delegar, su objetivo es llamar la atención sobre las creencias limitantes que hacen que las mujeres “sientan que no merecen el éxito y nos castiguemos a nosotras mismas, dejando de aplicar aquellos que nos permitirá avanzar”.

¿Por qué les cuesta tanto a las mujeres compaginar su vida personal con un proyecto profesional dirigido a alcanzar la cima?

Nuestro cerebro nos engaña. Su parte más antigua es el cerebro reptiliano, que se encarga de funciones primitivas como protegernos de las amenazas y huir. También es responsable del comportamiento territorial, que hace que protejamos nuestro hogar y a los nuestros. Y por eso a veces también nos engaña, especialmente a las mujeres. Podría mencionar decenas de viajes en el AVE Madrid-Barcelona en los que era la única mujer del vagón. ¿Por qué hay más hombres volviendo de un viaje de negocios? La respuesta es que las mujeres todavía se sienten terriblemente culpables si no están disponibles para los suyos. 

¿Por qué no se sienten así los hombres? “Es que una madre es una madre”, he oído decir muchas veces. Sin embargo, durante mi infancia, por duro que pueda sonar, valoré más el tiempo que pasé con mi padre que con mi madre, porque a mi madre la tenía todo el día. Y cuando alguien siempre está disponible, el tiempo a su lado pierde valor. Yo me siento inmensamente agradecida hacia mi madre, pero me hubiera gustado poder admirar su talento y no verla frustrada ante las tareas domésticas que ella creía que eran su función. Me siento culpable porque se supone que mi hermana y yo éramos la razón por la que lo hacía. Los niños imitan los roles: la hija de una madre de éxito sentirá que ella también puede; el hijo de una madre de éxito apoyará a su mujer a tenerlo. 

Cuando vemos a un hombre exitoso no decimos: “Sí, claro, lo es porque no tiene hijos”. Tampoco le preguntamos a un padre de familia triunfador cómo ha logrado conciliar. Si los hijos fueran la razón por la que las mujeres no pudieran desarrollar sus carreras, entonces todas las mujeres sin hijos serían unas triunfadoras y ninguna madre tendría un puesto directivo. Y no es así. No todas las madres quieren emprender o ascender, pero si una mujer lo desea y no lo hace por sus hijos, no significa que les esté ayudando. Solo está ayudando a que sus miedos venzan. 

Triste para sus hijos ser alimento de sus temores, ¿no? Tan triste como ser emprendedora, querer ser madre y no serlo por miedo a perder una carrera profesional. No debemos cargar ni a nuestros hijos ni a nuestros mayores con el peso de ser la excusa por la que no hicimos algo. Debemos convertirlos en los héroes que fueron la razón por la que sí lo hicimos. Se sentirán orgullosos.

¿Por qué tendemos a boicotearnos? 

Después de 20 años ayudando a otras mujeres a desarrollar sus negocios, he descubierto que muchas mujeres creen que no merecen el éxito. El poema de Marianne Williamson que Nelson Mandela leyó en su discurso de investidura decía que nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados, sino que es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que nos atemoriza, y que disminuirte a ti mismo para que los demás no se sientan inseguros a tu lado no tiene nada que ver con la iluminación. Porque en la medida en que dejamos que brille nuestra propia luz, damos a otros el permiso para hacer lo mismo.

El miedo al éxito es el miedo al rechazo: las mujeres queremos ser aceptadas porque inconscientemente creemos que la aceptación es amor y los que no suponen una amenaza suelen ser más aceptados, aunque sean invisibles. Por eso algunas mujeres no quieren ser el centro de atención y por eso se boicotean. Debemos comprender que, si alguien nos mira con una mezcla de envidia sana y admiración, quizás seamos una inspiración para esa persona. Y el mundo necesita ahora más inspiración que nunca. Las mujeres se merecen ser exitosas porque cuando una mujer triunfa abre puertas para el resto. 

¿Qué supone para las personas alcanzar el éxito en 360º? 

Escribí La jefa eres tú para mujeres que quieran tenerlo todo. Éxito personal, familiar y profesional, y tiempo y dinero para disfrutar de las tres cosas. Mujeres que quieran tomar las riendas de su vida con confianza. Mujeres que quieran descubrir lo que valen desarrollando lo mejor de sí mismas. Mujeres que quieran aportar algo positivo al mundo que les rodea. Mujeres que quieran alcanzar sus sueños mientras ayudan a otras personas a hacer lo mismo. Mujeres que quieran liderarse a sí mismas para liderar a otros. Mujeres que quieran sentirse completas y alcanzar la plenitud en sus vidas. Tal y como dice el testimonio de una de mis lectoras, “el libro me ayudó a tener la absoluta certeza de que podía tenerlo todo y que el éxito no tiene por qué suponer necesariamente un sacrificio”.

Olga Jiménez, autora de ‘La jefa eres tú’

A lo largo del libro da 12 claves con las que triunfar. ¿Por dónde propone comenzar?

Lo primero es contestar a esta gran pregunta: ¿cómo sé qué es lo que quiero? Descubrir lo que quieres es tan sencillo como responder a esta pregunta: ¿qué es lo que sanamente envidio? El éxito es una cuestión de elecciones. Y todas son válidas. Hay una diferencia entre lo que realmente queremos y lo que se supone que deberíamos querer. Por eso no le pido a las mujeres que escuchen a su corazón, sino a sus entrañas. Allí de donde sale la leona que llevamos dentro si alguien se mete con nuestros hijos o la que movió montañas por el amor de su vida. Es importante identificar la envidia sana que sentimos en la boca del estómago ante determinadas cosas porque esas son las que de verdad deseamos. 

Un estudio de la Universidad de Scranton, Pensilvania, señala que solo ocho de cada cien personas cumplen sus propósitos de año nuevo al finalizar el año. Otros estudios confirman que una cuarta parte no logra mantener sus metas más allá de la primera semana de enero, más de la mitad renuncia después de la segunda semana y el 20% se rinde a los seis meses. Los expertos coinciden. Las personas no obtienen lo que quieren porque no saben por qué lo quieren. Saltamos de una tarea a otra sin pararnos a pensar en nuestros porqués, por si descubrimos que nuestra vida no nos gusta. 

¿No será mejor poder solucionarlo a tiempo en lugar de tener que enfrentarse al horrible arrepentimiento de una vida desperdiciada? Cuando tienes un porqué todo se alinea. Aparecen los maestros, las conexiones perfectas, los amigos y los críticos que despiertan a tu guerrera interior. Aparecen las oportunidades idóneas. Y aparecen porque tú estás en marcha. Quien busca encuentra. Y si no lo encuentra lo crea.

En uno de los capítulos habla de ejercer un liderazgo constructivo en femenino. ¿En qué consiste?

Las mujeres necesitan sentir que aportan algo al mundo con su trabajo, que lo que hacen las trasciende a sí mismas. Por otro lado, suelen focalizarse en el bienestar del otro y por eso están más atentas a las señales que desvelan aquello que no puede percibirse a simple vista, como el estado emocional de su equipo. Aprende a leer entre líneas y a detectar las señales porque este lenguaje es universal y comunica más que cualquier idioma. Quizás creas que los asuntos personales de los demás no son tus asuntos, pero esto no significa que no deban preocuparte. El simple hecho de sentir tu apoyo significará mucho. Pregúntales cómo su trabajo puede ayudarlas a superar lo que están viviendo y qué puedes hacer tú como líder para que la situación sea más llevadera.

Un liderazgo constructivo es el que se centra en lo que las personas hacen bien. Dile a un niño que te gusta su dibujo y seguirá dibujando, pero hasta la burla más inocente puede frenar la mejor de las carreras. A veces ni siquiera es necesaria una crítica, la indiferencia puede ser peor. Espera lo mejor, resalta lo bueno y abre los ojos a todas las cosas bellas que los demás le brindan al mundo para sentir que, con tu aprecio, contribuyes a la explosión de su talento.

¿Qué papel tiene en todo este escenario la confianza en una misma? 

Conozco a profesionales fabulosas que no tienen trabajo porque no saben venderse a sí mismas. Si no eres capaz de contarle a alguien por qué debe contratarte y por qué vales lo que pides, nunca te lo pagarán. No puedes esperar a que el mundo descubra tu valor, tienes que explicar por qué tú eres la mejor opción. Y para eso, la primera que tiene que convencerse eres tú. Si crees que tu única baza es competir por precio nunca crecerás. La seguridad es clave a la hora de contratar a un profesional porque confiamos en los que confían en sí mismos. Si la autoconfianza va acompañada de un carácter amable y genuino, obra magia en los negocios. 

A pesar de lo que pueda pensar la gente, la confianza tiene que ver con centrarse en lo que podemos aportar a los demás. Cuando los clientes se sientan importantes a tu lado, te elegirán a ti.

¿Qué tienen que aprender los hombres de todo esto? 

A lo largo de mi carrera he leído muchísimos libros de liderazgo y casi todos estaban escritos en masculino. Pensé que, si yo había aprendido, un libro escrito en femenino también podría ser útil para ellos. El libro puede leerlo cualquier persona que sienta la necesidad de construir un estilo de vida a medida. Que quiera sentirse respetada, ganar autoestima y confianza, ser un referente para los demás y, al mismo tiempo, tener equilibrio, flexibilidad horaria y libertad económica. Y, por supuesto, cualquier persona que quiera que su éxito sirva para aportar valor a la sociedad. 

Creo en el entendimiento entre hombres y mujeres basado en comprender nuestras diferencias y similitudes. Lo femenino y lo masculino está en ambos sexos. Con La jefa eres tú los hombres pueden aprender sobre el liderazgo constructivo en femenino y sobre aquello que genera una sana productividad en las mujeres basada en la felicidad. Porque un equipo motivado es un equipo productivo. Tanto si lideran a mujeres como si quieren aplicar los puntos fuertes del liderazgo femenino el libro les puede ayudar. La mayoría de la gente se sorprende porque va más allá de un libro de empresa, se trata de un libro inspirador que hace que te sientas capaz de lograr cualquier cosa que te propongas.

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