La lucha contra el cambio climático y la creación de un mundo más sostenible es un tema cada vez más prominente en todas las capas de la sociedad, incluida la clase empresarial. Presente en los cinco continentes, B Lab es una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo crear un nuevo paradigma económico […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 19 abr 2023
La lucha contra el cambio climático y la creación de un mundo más sostenible es un tema cada vez más prominente en todas las capas de la sociedad, incluida la clase empresarial. Presente en los cinco continentes, B Lab es una organización sin ánimo de lucro que tiene como objetivo crear un nuevo paradigma económico para beneficiar a todas las personas y al planeta, creando estándares, políticas, herramientas y programas de impacto para las empresas.
Hoy en día estamos ante unos desafíos globales que son muy urgentes de abordar. Hay un conjunto de riesgos ambientales y sociales que están muy vinculados a una pobreza estructural y una desigualdad creciente. Hay una percepción de que las comunidades vulnerables no se benefician de los efectos del desarrollo. Desde B Lab, creemos que esos riesgos están muy vinculados a un paradigma empresarial dominante que apuesta como objetivo prioritario la creación de valor para el accionista, la consecución de beneficios económicos y, por lo tanto, no ha equilibrado en su gestión empresarial los beneficios económicos, sociales y ambientales. Es necesario cambiar ese paradigma y, para eso, se necesita cambiar la razón de ser de las empresas. Esto es lo que motiva al movimiento B Corp.
Efectivamente. Cada vez más, se empiezan a integrar estos términos. Creo que todavía hay poca claridad en cuanto a lo que quiere decir la sostenibilidad desde la perspectiva empresarial y tenemos que crear un lenguaje y narrativa común. Tiene que ser más fácil entender qué quiere decir integrar la sostenibilidad, ya que no es solamente un tema ambiental. Es un tema integral que afecta a toda la compañía, lo cual quiere decir que no existe una estrategia de sostenibilidad y una corporativa, sino que existe una única estrategia que integra la sostenibilidad como aspecto fundamental. Todavía hoy no creo que esto esté ampliamente reconocido. Nos queda avanzar para entender que la sostenibilidad debe nacer desde el propio propósito empresarial, pero es positivo que se vayan introduciendo estos términos.
Lo primero que nos tenemos que preguntar es qué desventajas tiene continuar con el modelo actual. Quizá este modelo no esté consiguiendo sostener el modelo socioeconómico. Por lo tanto, hay que replantearlo. Desde una perspectiva instrumental, la justificación para las empresas que están implementando estos cambios puede venir de dos lados. Por un lado, pueden hacerlas más eficientes, incorporando medidas que resulten más ventajosas o beneficiosas para su actividad. Además, ayuda a identificar oportunidades e innovaciones para desarrollar nuevas oportunidades de negocio. También hay una justificación moral: el modelo actual, ¿dónde nos lleva?
Es evidente que hay empresas que identifican retornos desde diferentes perspectivas. Se pueden abrir nuevas vías de negocio identificando nuevas oportunidades. Desde la vía de la eficiencia porque se pueden hacer los procesos de producción más eficientes, lo que beneficia la reducción de costes. También desde la parte social, ya que aumentas la implicación de los empleados y reduces la rotación en la plantilla. Siempre es difícil hacer una correlación entre estos elementos y la cuenta de resultados, pero lo cierto es que todas aquellas empresas, e incluso índices bursátiles, que están basados en temas de sostenibilidad, no tienen un rendimiento inferior que cualquier otra empresa.
El año pasado hicimos un informe en el que se mostraba que las empresas B Corp aumentaron sus ingresos un 32% sus ingresos y un 31% sus plantillas de promedio. Son empresas con modelos de negocio innovadores y están logrando tener una buena acogida por parte del mercado.
Tenemos una visión de liderar un cambio sistémico que contribuya a construir este modelo económico inclusivo, equitativo y regenerativo para todas las personas y el planeta, y lo hacemos a través de diferentes acciones que permiten activar ese cambio sistémico. Primero, apoyamos la transformación empresarial ofreciendo las herramientas que ayuden a las empresas a iniciar ese proceso de transformación, como la evaluación de impacto B.
También apoyamos e incentivamos políticas públicas que favorezcan esa transformación empresarial. Por ejemplo, el año pasado logramos, gracias al apoyo de más de 400 asociaciones y 30.000 personas, que en España se aprobara la ley Empresas Con Propósito o la categoría jurídica de Sociedades de Beneficio e Interés Común, que permite a las organizaciones adoptar este modelo empresarial. Esta medida legislativa se introdujo dentro de la ley Crea y Crece y está en proceso de desarrollo reglamentario.
También estamos impulsando otras medidas para que haya incentivos que permitan acelerar la adopción de este modelo empresarial. Además, creamos comunidades empresariales y de personas que actúen como portavoces de este modelo empresarial y, por último, que se vea la comunicación como herramienta de cambio, dando visibilidad a aquellas empresas y actividades que están generando esos cambios positivos a través de ejemplos empresariales.
Yo diría que España es un país en el que se ha avanzado mucho y muy rápido. Es cierto que, al compararnos con otros países europeos, la percepción es que en estos hay una mayor sensibilidad, pero en los últimos años ha habido un avance muy acelerado. De hecho, el reconocimiento legal de las empresas con propósito es una muestra de ello. Somos el noveno país de todo el mundo y el tercero en Europa, lo que da una muestra del interés que hay por estos temas.
Es un riesgo porque la empresa está dentro de un ecosistema y, dentro del mismo, los actores están actuando basándose en determinados valores y principios. Como ejemplos, los inversores están priorizando empresas que tienen estos criterios, los consumidores premian a aquellas que tienen un mayor compromiso, el talento joven prefiere incorporarse en empresas que tienen estos principios, o una regulación cada vez más exigente en materia de sostenibilidad. Una empresa que no es capaz de adaptarse a esas fuerzas de mercado disminuye sus posibilidades de supervivencia.