Bruselas amanecía este miércoles arropado por un manto blanco. La capital comunitaria se ha mostrado dispuesta a helar a cualquiera, incluido el negociador de la Unión Europea del Brexit, Michel Barnier, que a mediodía aún se expresaba con frialdad.
«Ya dije que todo el mundo debía prepararse», ha recordado. «Que nada sería lo mismo y que teníamos que prepararnos para que no hubiera acuerdo», ha explicado Barnier, como si los europeos le hubieran prestado menos atención de la que prestan al avance meteorológico.
«El Reino Unido va a pasar a ser un tercer país a 65 días vista», ha avisado Barnier, más calmado, durante la Sesión Plenaria del Comité Económico y Social Europeo que se celebra esta semana en Bruselas y a la que ha acudido DIRIGENTES. «Debemos respetar al Parlamento Británico«, dice el negociador jefe. No obstante ha avisado a los parlamentarios británicos. «Hay una mayoría que se opone a una salida sin acuerdo, pero la existencia de esa mayoría no será suficiente para que haya acuerdo», razona Barnier, en referencia a que es necesario que haya propuestas en positivo para que se dé una salida ordenada.
En ese momento ha cambiado la temperatura de las palabras de Barnier para tomar cierta calidez. En un intento de alcanzar la concordia con Reino Unido, y tendiendo una mano a la primera ministra británica, Theresa May, dice que en la UE «Estamos dispuestos a retrabajar un acuerdo si Reino Unido modifica sus líneas rojas».
«En caso de que haya una salida sin acuerdo, la UE siempre mostrará solidaridad, y Reino Unido tendrá que saber usar eso con responsabilidad en el caso de la isla de Irlanda «, ha continuado Barnier. Esa es la frontera de 27 Estados miembros, afirma. «No queremos castigar, pero hay que poner el dedo en la llaga de los problemas para solucionarlos»
«Tendremos que negociar un acuerdo de libre comercio», dice Barnier, pero desde una posición totalmente a la inversa. Lo normal es crear un acuerdo tras no tener relación, no después de una separación, ha dicho Barnier
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