En Venezuela, por ejemplo, las inversiones chinas sobre su sector petrolero fueron acogidas con entusiasmo. Sin embargo, debido a la falta de controles sobre esos fondos, Venezuela tiene una deuda de 60 mil millones con China. “Cazadores de rentas, tanto chinos como venezolanos, aprovecharon esa circunstancia para vaciar PDVSA”, señalan fuentes conocedoras de la situación a DIRIGENTES. El entusiasmo inicial, consecuentemente, acabó convirtiéndose en un mal sueño.
EE.UU., mediante la USDFC o iniciativas como “América Crece”, está desincentivando los acuerdos de la región con China. “Quiero mantener mi visado a EE.UU.”, habría señalado el ministro de una nación centroamericana, justificando de esta forma la parálisis actual de sus relaciones con China, según han comentado fuentes de su gabinete a DIRIGENTES. Belt and Road, recibida en sus inicios como un nuevo motor de desarrollo del continente latinoamericano, debe hacer frente a dos acusaciones. Uno, el ser vista como una herramienta del gobierno chino para endeudar a las naciones latinoamericanas, lo cual permitiría cobrar otros activos estratégicos en caso de default. Y, en segundo término, EE.UU. ve todo esto como una amenaza directa a sus intereses nacionales dentro de la región. Si no fueran relaciones solamente entre gobiernos, quizás, EE.UU. podría abrirse a la iniciativa china BRI. “Ahora, de momento, algunas naciones centroamericanas están estudiando romper sus relaciones diplomáticas con Pekín”, trasladan fuentes oficiales a DIRIGENTES.
Una relación entre gobiernos o los sectores estatales de la economía, dadas las enormes asimetrías con China, es inviable en Latinoamérica (e inaceptable para EE.UU.). La estrategia china, en este sentido, debería involucrar más al sector privado. Actualmente existen zonas portuarias en centroamérica, desarrolladas por capital privado, donde se busca participación de China. Capital privado, por otra parte, ajeno a los gobiernos o las presiones de EE.UU. Y el cual, de alguna manera, sí tendría un impacto social sobre la región. Primero, estos puertos permitirían exportar productos agroalimentarios hacia China, aliviando la situación de un tercio de la fuerza laboral centroamericana. Y, en segundo lugar, China también puede aprovechar para implantar plantas de ensamblaje (permitiendo aportar valor añadido local sobre sus bienes vendidos en LATAM). Una dinamización de las economías locales mejoraría, sin duda ninguna, la imagen de China en LATAM.
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