De todos los eventuales impuestos que se han escuchado desde la mudanza de Pedro Sánchez a la Moncloa, el primero en causar rechazo ha sido el del gasoil. El gobierno pretende que gravar el diésel reduzca su consumo y, en definitiva, que ello redunde en la mejora de la calidad medioambiental. Sin embargo, desde el […]
NacionalDirigentes Digital
| 11 jul 2018
De todos los eventuales impuestos que se han escuchado desde la mudanza de Pedro Sánchez a la Moncloa, el primero en causar rechazo ha sido el del gasoil. El gobierno pretende que gravar el diésel reduzca su consumo y, en definitiva, que ello redunde en la mejora de la calidad medioambiental. Sin embargo, desde el sector de la automoción ya se ha producido una oposición frontal.
Desde la patronal de la automoción se pide al gobierno enfrentar esta situación “yendo más allá de una mera subida de impuestos”, solicita Anfac. Esta organización cifra el aumento de impuestos en un coste adicional para el sector de 2.100 millones de euros, cuya consecuencia directa es un efecto “muy negativo” sobre el transporte de mercancías.
No obstante, no es la única medida del nuevo gobierno para requilibrar el déficit público, en particular, el del sistema de pensiones. La batería de nuevas tasas que ha ideado el equipo de Sánchez genera dudas al sector empresarial, que responde alertando sobre los posibles efectos de esos impuestos.
Desde CEOE incluso se pone en duda que las nuevas propuestas fiscales sean compatibles con la reciente subida salarial. Antonio Garamendi, vicepresidente de CEOE cree que “si las empresas tienen que pagar por un lado, no podrán pagar por otro”. Asimismo, desde la patronal piden “tranquilidad y mucho estudio en el sentido del aumento de las cargas fiscales o de otro tipo, porque afectarán de forma medular a las empresas”.
También se ha propuesto un impuesto a la banca que, desde el ejecutivo, se espera que sirva para reducir las pérdidas de la Seguridad Social, algo que Sánchez planteaba desde la oposición y que ahora se vuelve a escuchar con más fuerza.
La respuesta ante esta proposición es unánime. Recientemente, en una entrevista en Radio Nacional, John de Zulueta, Presidente del Círculo de Empresarios afirma que “si se le impone un impuesto a la banca, el ciudadano medio va a sufrir. Porque va a sufrir la empresa, pero también el ciudadano”.
El rechazo al impuesto a la banca es total entre bancos y cajas. La AEB y CECA consideran que esta medida “sería injusta” y que “conllevaría efectos colaterales perjudiciales para la economía española en general”. El comunicado conjunto de estas organizaciones dice que “no resulta en modo alguno razonable hacer recaer las necesidades de ingreso adicional del sistema de pensiones sobre un único sector empresarial”. Sobre todo, se hace referencia al papel de la banca en la economía, por lo que preocupa que este impuesto tenga una “especial incidencia en lo que hace a su contribución al empleo y al desarrollo de la actividad económica”.
‘Tasa Google’
Hay que recordar que sobre el tablero hay otro impuesto, aunque no es una idea de Sánchez. El anterior ministro de Economía, Román Escolano, se mostraba favorable a implantar un impuesto a las grandes empresas tecnológicas. El consejero delegado de Vodafone España, Antonio Coimbra, anima a “revisar el paquete fiscal”, una carga que no “permite invertir más”, ha explicado en un encuentro entre operadores y empresas tecnológicas.
Por su parte, el presidente de Telefónica, Emilio Gayo, ha afirmado en el mismo encuentro que es importante poder fomentar la inversión para contrarrestar la innovación asiática. Desde el punto de vista de Francisco Arteche, consejero delegado de Euskaltel, se necesita “un mayor conocimiento de la estructura” del sector. “Queremos 4G, queremos 4K y eso cuesta dinero”, ha sentenciado.