Según los cálculos del Banco de España, la probabilidad de que un país deudor permanezca al siguiente año en la misma posición es del 98%, es decir, tan solo en un 2% de los países serían capaces de darle la vuelta a la situación y se convierta en un país acreedor. Para los países acreedores […]
NacionalDirigentes Digital
| 06 sep 2018
Según los cálculos del Banco de España, la probabilidad de que un país deudor permanezca al siguiente año en la misma posición es del 98%, es decir, tan solo en un 2% de los países serían capaces de darle la vuelta a la situación y se convierta en un país acreedor.
Para los países acreedores hay una probabilidad similar, aunque es más favorable al cambio que en el caso de los deudores. Un país que acumula una mayor cantidad de dinero a su favor en forma de deuda tiene una probabilidad del 92% de seguir igual el año siguiente. Con esas cifras, se observa que la tendencia es difícil de cambiar tanto para acreedores como para deudores, pero más aún en el caso de los últimos.
“Lo habitual es que un país acreedor tenga una balanza de rentas superavitaria, contribuyendo por tanto a incrementar su posición acreedora”, mientras que en un estado deudor sucede lo contrario. Así se explica en el informe “Países acreedores y países deudores: algunas asimetrías en la dinámica de acumulación de la riqueza externa”.
Esta situación provoca “implicaciones relevantes para el comercio y el crecimiento globales”, se explica en el artículo. El hecho de que sea difícil cambiar la tendencia para los dos tipos de países genera una mayor vulnerabilidad en el caso de los países deudores. Para este tipo de países, los mercados y las tensiones financieras tienen una mayor influencia sobre su estabilidad, por lo que el Banco de España afirma que es recomendable corregir este desequilibrio generando superávits o reduciendo sus déficits en el corto plazo.
No obstante, este organismo señala una condición para que no se produzca un efecto negativo sobre el comercio. En el caso de que los países deudores optaran por una reducción de sus importaciones, es decir, de su déficit, el crecimiento económico global podría resentirse en el medio plazo. Así, la forma de que se reviertan esos desequilibrios entre activos y pasivos tiene que ver con que los acreedores aumenten la demanda de productos de los países deudores.