Francisco de la Torre es un alcalde de la vieja escuela. Este hombre de 75 años es la clave de una política cuyos frutos ya se pueden apreciar a simple vista: el centro turístico andaluz, Málaga, se convierte cada vez más en un atractivo “business hub” para tech-start ups y grandes corporaciones extranjeras. Desde el […]
NacionalDirigentes Digital
| 15 nov 2018
Francisco de la Torre es un alcalde de la vieja escuela. Este hombre de 75 años es la clave de una política cuyos frutos ya se pueden apreciar a simple vista: el centro turístico andaluz, Málaga, se convierte cada vez más en un atractivo “business hub” para tech-start ups y grandes corporaciones extranjeras. Desde el año 2000, de la Torre está viajando por el mundo “robando ideas de otras ciudades”, como dice. No se puede decir que haya sido un invento suyo, más bien una necesidad que surge de la crisis de 2011: “Tuvimos que buscar una salida rápida y sostenible”. Como él, hay muchos luchadores locales en España que quieren independizarse de la política económica nacional. Otro ejemplo es el ex ministro Iñigo de la Serna, que ha hecho de Santander ya desde 2012 un “Smart city” de referencia, mientras las alcaldesas de Barcelona y Madrid, al igual que el alcalde de Valencia han empujado la evolución urbana hacia una ciudad más sostenible con menos atascos y más verde que atrae inversores de ámbitos muy novedosos.
También se ha hecho un gran trabajo en el País Vasco. El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, ha convertido una ciudad castigada por el terrorismo en un puente tecnológico hacia EE.UU. y Gran Bretaña, con unas startups muy punteras y centros de investigación prometedores. Todo este movimiento local ha llevado a la creación de una red de ciudades inteligentes y ahora también un networking de destinos turísticos inteligentes. “Solamente de esta manera podemos garantizar la independencia de los baches conyunturales”, dice de la Torre. San Sebastián se ha fijado en ciudades de su tamaño como Niza, que han conseguido también atraer mucha inversión tecnológica. Málaga, Barcelona y Madrid también miran hacia Lisboa que, gracias a una política activa de la ciudad, ha conseguido que alojar el encuentro mundial más importante a nivel de negocio online, el “Web Summit”.
CREAR CONDICIONES LOCALES IDEALES PARA CREAR EMPLEO
Todos los alcaldes ven con envidia el éxito que ha tenido Barcelona con el “Mobile World Congress” que ha traído mucha empresa, talento e inversores tecnológicos a la ciudad y otros “get together” como el “Smart City Expo World Congress” que acaba de tener lugar en la ciudad condal. Además, los alcaldes tiran de sus conexiones internacionales de las décadas doradas del turismo y de las alianzas con otras ciudades. San Sebastián, por ejemplo, tiene una alianza de intercambios económicos y culturales con Wiesbaden en Alemania. Se crean equipos internacionales para conseguir talento de todo el mundo que crea trabajos en sus ciudades que todavía sufren un paro alto. En Málaga, es el americano Marc Sanderson quien lleva el departamento de inversión internacional: “Estamos en ferias internacionales, hablamos con universidades de todo el mundo e invitamos a personas del mundo tech.” Como él, todas las ciudades españolas intentan en este ámbito aprovechar el Brexit y comerse algo de la tarta que pueda perder Londres como centro financiero.
Como todavía no hay una buena infraestructura de financiación a pequeñas empresas, las ciudades españolas que quieren convertirse en pequeños Silicon Valleys gozan de ayudas fiscales que se han establecido a nivel nacional para startups. Las startups en Santander, Valencia o San Sebastián que se dediquen a investigación y desarrollo con el fin de generar determinados activos intangibles, como patentes, dibujos, modelos, planos, fórmulas, etc. pueden aplicar incentivos fiscales de gran trascendencia, la reducción de rentas procedentes de determinados intangibles y la deducción por I+D+i.
“Esta reducción de rentas procedentes de determinados intangibles consiste en integrar en la base imponible del ejercicio únicamente el 40% de las rentas netas contabilizadas de estos activos, lo que, en la práctica, supone una reducción del 60%”, dice Daniel Sanz, director de Grant Thornton en Málaga. San Sebastián, además, paga una bonificación de alrededor de 50.000 euros a las empresas que consiguen que vuelva talento del extranjero a su ciudad.
LAS CIUDADES ESPAÑOLAS INVESTIGAN
En Málaga, al igual que en San Sebastián y Santander, han comprendido que el conocimiento está en las universidades y que de ahí tiene que trasmitirse al mundo. Por ello, se tomaron medidas importantes, fijadas antes del gobierno de Pedro Sánchez, de deducción por I+D+i a nivel nacional:
– 25%/42% de los gastos efectuados en el período impositivo por investigación y desarrollo.
– 17% del importe de los gastos de personal de investigadores cualificados en proyectos de investigación y desarrollo.
– 8% de las inversiones en elementos de inmovilizado material e intangible utilizados en proyectos de investigación y desarrollo, excluidos los inmuebles y terrenos.
– 12% de los gastos del período en actividades de innovación tecnológica.
LOS ALCALDES SON EMBAJADORES EN EL EXTRANJERO
Lo que falta y siempre ha faltado en España es una buena financiación de capital riesgo que ha hecho grande el Silicon Valley. “Lo que sí vemos ahora es que se crean muchos fondos que solamente se concentran en ciertos segmentos y aportan dinero para impulsar ciertos desarrollos”, dice el consultor e inversor español Ignacio de Benito. Las ventajas fiscales ayudan, porque la sociedad inversora tendrá derecho a una exención del 100% de los dividendos que integren en su base imponible o de las plusvalías que obtengan por la transmisión de participaciones, lo cual supone que no existiría tributación efectiva en las mismas.
En el caso de que los inversores sean socios personas físicas, los dividendos que perciban o las plusvalías que obtengan por la transmisión de participaciones se integrarán en su base imponible del ahorro y tributarán a un tipo impositivo que va del 19% al 23%. El mundo de mentores y “Business Angels/investors” se fomenta con una serie de medidas aplicables a personas físicas que inviertan en sociedades de nueva o reciente creación, que permitan deducirse el 30% de las cantidades satisfechas en el período por la suscripción de acciones o participaciones en un startup.
La base máxima de deducción es de 60.000 euros anuales y está formada por el valor de adquisición de las acciones o participaciones suscritas. Si el Presidente de Gobierno habla ahora de querer crear un “Startup-Nation”, es cierto que sus predecesores y, sobre todo, los alcaldes de todos los colores ya han preparado los ecosistemas para que estas plantas crezcan rápido y de manera sostenible.