La de facto-bancarrota de la caja de ahorros Carige y su supervisión por el banco central europeo y la actual intervención del Estado italiano en este instituto de crédito es solamente el inicio de una severa transformación del sector bancario italiano. Mientras los mercados están nerviosos, los italianos empiezan también el año con temor, porque […]
NacionalDirigentes Digital
| 09 ene 2019
La de facto-bancarrota de la caja de ahorros Carige y su supervisión por el banco central europeo y la actual intervención del Estado italiano en este instituto de crédito es solamente el inicio de una severa transformación del sector bancario italiano. Mientras los mercados están nerviosos, los italianos empiezan también el año con temor, porque ellos son los principales compradores de la deuda de su país. Una debilidad del sistema bancario afecta a sus ahorros en muchos sentidos. Este año el estado italiano tiene que pagar 400.000 millones de euros a los titulares de su deuda. Todavía no está claro si lo puede financiar y quizás los bancos italianos tengan que ayudarle, a pesar de su debilidad; es la pescadilla que se muerde la cola.
Antes de 2008 regalaron a los italianos préstamos a bajo precio y los deudores no dudaron demasiado en aceptar la oferta y así empezó la miseria que también se repite en otros países. Muchas veces se produce vinculado a un boom inmobiliario, como ha pasado en España y pasa ahora en Suiza y Alemania. Además, los bancos italianos empezaron una aventura internacional que a pocos les ha ido realmente bien. Por ello, está claro que la concentración de un sector ineficiente y sobre dimensionado es también necesario ante los cambios de los hábitos digitales y las ofertas de gestionar el dinero que se están produciendo.
La vuelta a la banca local y regional
La agencia de rating Moody’s reconoce unas tendencias de los bancos italianos de retirarse de sus aventuras internacionales, pero exige volver a ser bancos regionales y locales para servir así al tejido industrial italiano que necesita este tipo de financiación estable. Algo que también promociona el lobby italiano de los bancos ABI. Las entidades tienen que bajar las primas de riesgo limpiando todavía más sus cuentas y poco a poco bajando las altas comisiones comparadas con los competidores europeos. Según la supervisión europea, la cantidad de créditos morosos se ha reducido desde casi un 17% en 2015 a un 9% en 2018, pero aun así la prima de riesgo sigue alta. Según Beat Kappeler de la Austrian Institute of Economics and Social Philosophy, todavía hay un agujero en el mercado financiero italiano que puede llegar a los 80.000 millones de euros.
El presidente del ABI Giovanni Sabatini decía al periódico alemán Börsenzeitung que de los 500 bancos actuales quedarán al final solamente 110, lo que será un proceso radical de concentración, todavía más intenso que en España y que según él empieza ya este año. Hablando con el diario suizo NZZ, Sabatini reclama más mecanismos preventivos en Europa para evitar una situación como en Italia. También falta, según él, un apoyo financiero y legal para liquidar bancos pequeños. Kappeler, sin embargo, llama a los políticos italianos a reformar el marco legal que debe facilitar la administración de una liquidación de un instituto de crédito que ahora puede tardar hasta 8 años.