Una España que se mueve a dos velocidades, al menos en tren. Por un lado, la línea convencional y, por otro, el AVE. El primero, símbolo del progreso decimonónico y el segundo, más propio del siglo XXI. Pero cada uno con sus deficiencias. Con un total de 904 kilómetros en construcción, que le posicionan en […]
NacionalDirigentes Digital
| 21 ene 2019
Una España que se mueve a dos velocidades, al menos en tren. Por un lado, la línea convencional y, por otro, el AVE. El primero, símbolo del progreso decimonónico y el segundo, más propio del siglo XXI. Pero cada uno con sus deficiencias.
Con un total de 904 kilómetros en construcción, que le posicionan en el primer puesto del ranking europeo y por delante de países como Austria (281 kilómetros), Reino Unido (230 kilómetros), Alemania (147 kilómetros) o Italia (53 kilómetros), la utilización de la alta velocidad en España tiene un uso muy desigual.
En los últimos cinco años ha experimentado un incremento en el número de pasajeros del 28,6%, hasta los 32,9 millones de personas en 2017 con un avance del 3,4% con respecto al año anterior y ya representan dos terceras partes del total de viajeros. Sin embargo, estos usuarios no se reparten por igual. Según el Informe de Supervisión de Mercado de Servicios Comerciales de Transporte de Viajeros por Ferrocarril correspondiente al año 2017 que elabora la CNMC, existen tramos de alta velocidad que se encuentran infrautilizados.
De los seis corredores que se encuentran en funcionamiento actualmente, la diferencia más importante en cuanto a capacidad utilizada se aprecia entre los tramos Madrid-Barcelona y Albacete-Alicante. Mientras que en el primer caso asciende al 45%, en el segundo solamente se alcanza el 8% de su capacidad.
Durante 2017, la línea que une la capital española con la ciudad condal transportó 4,1 millones de personas, con un repunte del 7,1%. Le siguen con tráficos superiores a los dos millones de viajeros Madrid-Sevilla y Madrid-Valencia.
Unas cifras que sitúan los trayectos del corredor Nordeste a la cabeza en España, pues además de ser el que más tráfico acaparó (8,8 millones de personas), se encuentra entre los que más circulaciones diarias ejecuta junto a los Corredores Sur (7,4 millones de usuarios) y Levante (5,4 millones de usuarios).
España es líder europeo en red de alta velocidad. Un mérito que se refleja también en ser el país que mayor esfuerzo realiza por ampliarla, con una inversión de 33.500 millones de euros hasta 2017, a los que hay que sumar otros 12.951 millones de euros adicionales destinados a nuevos tramos.
La normativa europea exigirá la liberalización de los servicios de alta velocidad y larga distancia convencional en 2020, una situación que la CNMC ve como una oportunidad para incrementar la utilización de la red y generar ingresos los adicionales que ADIF necesita para gestionar su infraestructura. “Hay margen para mejorar la comercialización de los servicios e incrementar y diversificar su oferta y los servicios comerciales”, añaden.
Hasta la fecha, el año 2017 ha sido el único ejercicio en el que ADIF Alta Velocidad ha generado recursos suficientes para cubrir el coste del endeudamiento, con un beneficio de 88,4 millones de euros.