Los consumidores y las pequeñas y medianas empresas serán los principales afectados por el impuesto sobre determinados servicios digitales (IDSD) que planteó el Gobierno español con la intención de recaudar 1.200 millones de euros. Esto se traduce en un impacto en el bienestar que oscilará entre los 515 y los 665 millones de euros provocada […]
NacionalDirigentes Digital
| 30 ene 2019
Los consumidores y las pequeñas y medianas empresas serán los principales afectados por el impuesto sobre determinados servicios digitales (IDSD) que planteó el Gobierno español con la intención de recaudar 1.200 millones de euros. Esto se traduce en un impacto en el bienestar que oscilará entre los 515 y los 665 millones de euros provocada por el aumento de los precios de productos y servicios.
Por su parte, las empresas que hagan uso de plataformas digitales reducirán sus beneficios entre los 450 y los 562 millones de euros, tal y como indica el estudio ‘Impacto de un impuesto sobre los servicios digitales de la Economía Española’ elaborado por la consultora PwC por encargo de la asociación de empresas de electrónica, tecnologías de la información, telecomunicaciones y contenidos (Ametic) y la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital).
El gravamen conocido como ‘Tasa Google’ repercutirá negativamente en el e-commerce, en el bienestar de los consumidores y en la digitalización de la economía, sin olvidar que también afectará a la recaudación del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) al bajar la facturación de estas empresas. El impacto negativo a largo plazo en el PIB se cifra entre los 586 y los 662 millones de euros.
¿DE QUÉ FORMA AFECTA A CONSUMIDORES Y PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS?
Por un lado, los consumidores acarrearán con una subida de los precios de los productos por el impuesto, así como una menor variedad de opciones disponibles en el canal digital, unido a una desaceleración del proceso de digitalización de la economía.
Por su parte, las pequeñas y medianas empresas tendrán que hacer frente a un mayor coste en la venta de publicidad online, un menor nivel de productividad y competitividad global respecto a otros países, además de perder en digitalización al dar ventaja al canal offline en lugar del online y, en caso de trasladar el efecto negativo del aumento de los costes a los productos, una pérdida en las ventas. Unos costes que en gran medida serán soportados por las pymes.
Asimismo, dicho impuesto afectará en mayor medida a aquellas empresas que tengan mayor grado de digitalización que utilicen plataformas de terceros para vender o anunciar sus productos o servicios, principalmente pymes.