La productividad de las empresas va de la mano con el crecimiento económico. Y sobre todo cuando hablamos del largo plazo. Esta variable subió a grandes niveles con el cambio de siglo, pero este sueño parece que llega está llegando a su fin. Es habitual que cuando una economía se incorpora a una entidad supranacional […]
NacionalDirigentes Digital
| 20 feb 2019
La productividad de las empresas va de la mano con el crecimiento económico. Y sobre todo cuando hablamos del largo plazo. Esta variable subió a grandes niveles con el cambio de siglo, pero este sueño parece que llega está llegando a su fin. Es habitual que cuando una economía se incorpora a una entidad supranacional disfrute de grandes impulsos. A partir de 2004, el país polaco disfrutó del rápido aumento de la inversión extranjera directa y la integración en las cadenas de suministros regionales.
En el tramo de 2005 a 2016 la productividad total de factores fue el principal motor de crecimiento de Polonia. Las empresas que vivieron un mayor incremento de esta variable fueron las pertenecientes al sector manufacturero. Pero también disfrutaron de este auge los sectores de comercio y construcción.
No obstante, desde comienzos de la última crisis económica, este parámetro se ha reducido a la mitad, según se desprende de un estudio elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y para muchos expertos esto era de esperar. Ya ha ocurrido anteriormente en otros países de la Europa Central y Oriental, por no olvidar que este menor ritmo es una tendencia mundial.
Para el crecimiento de la productividad, es decisiva la apertura exterior, medida por la intensidad de las exportaciones, y una mayor inversión en innovación. Por ello, es indispensable pensar en reformas estructurales que impulsen estas variables para llegar a un mayor ritmo de crecimiento del PIB a largo plazo.
Pero, por el contrario, la economía polaca se enfrenta a una prevalencia de empresas estatales y la disminución de la participación de las extranjeras en su conjunto. Todo ello viene acompañado de una demanda por parte del FMI de “reducir las barreras de entrada y garantizar la igualdad de condiciones entre empresas estatales y privadas”.
Además, esto ocurre en un escenario donde la brecha entre empresas muy grandes y el resto se redujo a la mitad en cuestión de rendimiento. Y es que en aquellos sectores donde se la proporción de grandes empresas es mayor, la productividad se ha visto reducida, mientras que las empresas extranjeras han visto cómo estas tasas son las que más han aumentado.
Con todo ello, el PIB per cápita polaco ha crecido más de un 130% en este siglo, pero se enfrenta en los próximos años a un mercado laboral seco, una desaceleración en la Eurozona y un estancamiento a nivel exterior.