El modelo de negocio de la llamada “economía de plataformas” engloba una situación asimétrica para las empresas y sus trabajadores. El sueldo medio se estima en 4 dólares la hora, cuatro de cada diez no tienen seguro de salud, solo el 35% cotiza para una pensión y, de cada hora, dedican veinte minutos a buscar […]
NacionalDirigentes Digital
| 12 mar 2019
El modelo de negocio de la llamada “economía de plataformas” engloba una situación asimétrica para las empresas y sus trabajadores. El sueldo medio se estima en 4 dólares la hora, cuatro de cada diez no tienen seguro de salud, solo el 35% cotiza para una pensión y, de cada hora, dedican veinte minutos a buscar otro empleo, según la OIT.
Este modelo de trabajo precario plantea otro problema subyacente: “Si se quiere una economía low cost, también se tendrá un estado de bienestar low cost”. Esa es la opinión de Ignasi Beltrán de Heredia, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que critica que la estimulación del empleo por estas plataformas se produce “a costa de la precariedad absoluta”.
“Es el momento de plantearse cuál es el futuro del trabajo que queremos”, dice Judith Carreras, consejera de la oficina española de la OIT. En la actualidad, se cifra en un 3% la proporción de personas que trabaja en este tipo de empresas en España, si bien “es de esperar que, en poco tiempo” las compañías tradicionales se integren en este modelo.
Según una encuesta de Adecco y el Instituto Cuatrecasas, el 37% de los directores de recursos humanos creen que este modelo creará muchos puestos de trabajo, si bien tres de cada cinco consideran que puede contribuir al empleo siempre que haya una regulación adecuada.
De esa forma, la alternativa a dejar que este tipo de patrón productivo prolifere sin límites es la regulación. En ese sentido, Carreras propuso regular a nivel internacional. De momento, en España se han producido sentencias contradictorias, dado el vacío que existe. Así, a finales de febrero un juzgado de Oviedo concluyó que el modelo laboral de Glovo es válido. Poco antes la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Barcelona obligó a la Seguridad Social a dar de alta a los repartidores de esa empresa como asalariados.
De hecho, esa cuestión abre una contradicción para ese tipo de empresas. Beltrán de Heredia cree que “difícilmente subsistirían si tuvieran que asumir las mismas cargas sociales que sus competidores no digitales”. Por otra parte, los trabajadores se encuentran en situación de vulnerabilidad, puesto que “no disponen de los recursos para negociar las condiciones laborales”, explica Elsa Santamaría, profesora de la UOC.
El principal riesgo de no regular este tipo de plataformas es el de consolidar un patrón de empleo basado en trabajadores con precariedad laboral. Santamaría añade que continuar dejando crecer sin control esas plataformas afianzará “una mayor y más consolidada clase social de trabajadores pobres”.