Mónica Seara, profesora de EAE y CEO de Humanas Salud Organizacional, señala que “si sumamos las prestaciones de la Seguridad Social, las bajas cubiertas por empresas y el coste de oportunidad, el absentismo laboral en España ascendió en 2018 hasta los 85.140 millones de euros, un 10% más que en 2017. Entre 2013 y 2019 […]
NacionalDirigentes Digital
| 13 may 2019
Mónica Seara, profesora de EAE y CEO de Humanas Salud Organizacional, señala que “si sumamos las prestaciones de la Seguridad Social, las bajas cubiertas por empresas y el coste de oportunidad, el absentismo laboral en España ascendió en 2018 hasta los 85.140 millones de euros, un 10% más que en 2017. Entre 2013 y 2019 ha aumentado un 56,6 por ciento, cifras muy preocupantes”. Ella cree que esta ausencia en el trabajo merma la competitividad empresarial, encarece los costes para el sistema de la Seguridad Social y ralentiza la evolución de la economía española.
En una entrevista con DIRIGENTES, dice que a los españoles les falta ilusión y motivación en el trabajo, aunque cree que el absentismo ya es un problema global: “Pero aquí el efecto de la crisis todavía se paga, y esto desde luego no ayuda a mantener la ilusión, ya que se han perdido muchos puestos de trabajo y los que se han creado son cada vez más precarios”.
Cada vez más depresivos
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte de que la depresión y la ansiedad producidas por problemas laborales tiene un coste anual de 617.000 millones de euros en Europa. Seara cree que una causa de esta elevada cifra es la falta de estabilidad en el trabajo: “Los cambios suceden de forma estrepitosamente rápida, en el último siglo han se han producido avances como nunca antes. Imagínense una persona de la generación de baby-boomers que nació sin Internet y que ahora trabaja con un millenial que ya ha nacido conectado a la wifi”.
La profesora exige que las empresas asuman su responsabilidad de mediación y motivación, que aumenten la flexibilidad, las medidas de conciliación y remuneraciones, pero también advierte de que no todo es culpa del empresario: “Si yo escojo un trabajo que no me gusta, que no me motiva, pero lo hago porque esto me permite tener una nómina y mantener a mi familia, o simplemente para poder viajar cuando lleguen las vacaciones, o no preocuparme por cómo llegar a final de mes y tener cubiertas todas mis necesidades, debo ser muy consciente de que esa es mi motivación y no puedo echar después pestes de que el trabajo es un asco”.
Hay poca comunicación directa y honesta en muchas empresas
Las organizaciones fallan sobre todo en la selección de personal. “Hay que escoger a personas que además del sueldo valoren la cultura de la empresa, les guste el proyecto que desarrolla la organización”. También fallan las empresas en no escuchar al trabajador, dice y que no valoran lo que pueden aportar: “La participación es la clave para la motivación del personal”. Si primamos que la empresa de beneficios a costa de los trabajadores, o reduciendo márgenes de proveedores, estaremos alimentando un sistema tóxico, donde el malestar de muchos se hará notar, como estamos comentando, en absentismo, rotaciones, burnout, errores, retrasos etc…
Seara advierte de la desigualdad en la sobrecarga de trabajo: “Faltan más mujeres que hombres por sobrecarga de trabajo que acaba en depresión, una sobrecarga que no sólo es debido al trabajo, sino también a las tareas del hogar y cuidado de familiares”. Considera que conseguir igualdad real es el gran reto de este siglo, pero para ello son necesarias más mujeres en el poder: “Si en el Ibex-35 sólo tenemos un 12,1% de mujeres en los comités de dirección, será difícil promover medidas que tengan en cuenta las necesidades de las mujeres en el ámbito laboral, básicamente porque no hay voz. Las necesidades son masculinas, y la empatía no suele ser una cualidad de los hombres para preguntar qué necesitan sus compañeras o empleadas”.