Recibir los pagos a tiempo es una de las mayores preocupaciones de las empresas. Y es que, de otra forma, puede tener consecuencias nefastas para la compañía. A pesar de que las pérdidas de ingresos en España son más bajas que la media europea, el resultado de los pagos retrasados sigue siendo un quebradero de […]
NacionalDirigentes Digital
| 02 dic 2019
Recibir los pagos a tiempo es una de las mayores preocupaciones de las empresas. Y es que, de otra forma, puede tener consecuencias nefastas para la compañía. A pesar de que las pérdidas de ingresos en España son más bajas que la media europea, el resultado de los pagos retrasados sigue siendo un quebradero de cabeza.
Se pueden exponer muchos inconvenientes, pero el más común, lógicamente, es la pérdida de liquidez. A nivel europeo es del 30%. En España del 37%, tal y como se desprende del estudio sobre pagos europeos elaborado por la compañía de gestión de cobros y patrimonios Intrum. No obstante, las consecuencias van más allá. Casi una cuarta parte de las empresas del continente ven limitado su crecimiento por esta razón.
El 13% de las empresas se han vistos obligadas a despedir a algún empleado por esta razón. Casi el 20% no han podido aumentar su plantilla. Y esto no es todo. Los retrasos en los pagos pueden amenazar incluso la supervivencia de la empresa. De hecho, dos de cada diez empresas se encuentran en esta situación. Todo esto en un escenario en el que se escucha cada vez más la palabra recesión. ¿Se están preparando las empresas?
Hay que partir de una cuestión: tres de cada diez empresas españolas no prevén tomar ninguna medida extra sobre esta cuestión. Esto son 13 puntos menos que la media de la Unión Europea. Pero para el resto que sí tiene previsión de tomar cartas en el asunto, ahí van algunos datos.
El 21% de las empresas en territorio europeo piensan identificar los segmentos de nuestra actividad especialmente expuestos. Casi la mitad reducir gastos. Y más del 30% ser más prudentes al asumir deudas.
En cuanto a las recomendaciones de la Administración, poco caso. La Directiva Europea de lucha contra la morosidad busca resolver el problema del retraso en los pagos. La Directiva recomienda que el plazo de pago para las empresas no exceda de 60 días y los 30 días para la administración pública. Aun así, solo el 5% de las empresas españolas aplica a sus clientes el recargo mínimo de 40 euros por retrasos en los pagos.
Sin duda, un problema que continuará y que cuenta con un futuro incierto: un mundo cada vez más conectado, un paulatino menor uso del efectivo y un entorno económico en continua evolución.