El impacto del coronavirus en la economía ha hecho que se dejen a un lado algunas de las normas que rigen el libre mercado. La principal regla es que los estados deben intervenir lo menos posible en la economía, aunque en estas circunstancias la intervención se ha hecho imprescindible para paliar la dramática situación en […]
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| 27 abr 2020
El impacto del coronavirus en la economía ha hecho que se dejen a un lado algunas de las normas que rigen el libre mercado. La principal regla es que los estados deben intervenir lo menos posible en la economía, aunque en estas circunstancias la intervención se ha hecho imprescindible para paliar la dramática situación en cuanto a producción y consumo.
Por ello, un gran número de países han puesto en marcha medidas para amortiguar la crisis y para tratar de minimizar su impacto en las empresas y en los hogares. Las más habituales han tenido que ver con la inyección directa de capital, por medio de subsidios, cancelación de algunas tasas o la inversión o en recursos médicos.
Por otro lado, también se han producido aplazamientos de impuestos que tienen como finalidad ampliar la liquidez disponible de las empresas. De este modo, se mejora la liquidez pero no se cancelan las obligaciones fiscales. En todo caso, este tipo de medidas tienen consecuencias en el presupuesto de los estados a corto plazo, pero se puede esperar que se recupere más adelante.
Por último, se han proporcionado provisiones de liquidez y garantías, como puede ser la asistencia a la hora de solicitar créditos. El ejemplo más claro de esta política es el de las líneas de avales públicos puestos en marcha por el gobierno español. El think-tank Bruegel recopila la inversión de cada país para proteger su economía, relacionándolo con su PIB.
El país que dirige Angela Merkel va a dedicar 236 mil millones de euros en un impulso fiscal inmediato. En particular, destaca un plan que alcanza casi la mitad de esa cifra (100 mil millones) destinado a recapitalizar empresas y comprar participaciones de compañías afectadas para evitar que quiebren.
En cuanto a los aplazamientos, son una de las medidas estrella del país germano. En total el estado proporcionará una liquidez de medio billón de euros por medio del aplazamiento de impuestos y tasas sociales. No obstante, las principales medidas tienen que ver con el último de los tipos de ayuda, el de provisionar liquidez por medio de avales y créditos públicos. De este modo, el estado alemán pretende proporcionar 1,3 billones de euros a las empresas. La principal partida de esa cifra son los 822 mil millones de euros en créditos y avales que facilitará el país a sus empresas.
La respuesta del estado galo se vertebrará conforme al resto de los países. Así, siguiendo los tres tipos de estímulos identificados al comienzo de este artículo, el impulso fiscal inmediato tendrá una cuantía de 56.700 millones de euros (2,4% del PIB). Uno de los principales costes de esta rama es la de 24 mil millones de euros reservados a pagar sueldos de los trabajadores en caso de que sus empresas lo necesiten.
En el caso de Francia, los aplazamientos de impuestos proporcionarán una liquidez de 228 mil millones de euros a las empresas (9,4% del PIB). En particular, de esa cantidad, 180 mil millones tienen que ver con una moratoria de seis meses en el pago de la deuda de las compañías.
Por último, los avales y créditos públicos representan un 14% del PIB de Francia, al alcanzar los 337 mil millones de euros. Los préstamos solicitados en el país cuentan con una garantía pública de hasta 315 mil millones de euros.
La inyección inmediata de capital en el país transalpino alcanza los 16 mil millones de euros (0,9% del PIB). De esa cantidad, 10,4 mil millones se dedicarán al pago de los subsidios de los trabajadores afectados por la pandemia desde el 23 de febrero.
La prórroga de los impuestos en Italia representa el segundo mecanismo de estímulos más importante en el país. Así, el estado facilitará una liquidez de 235,3 mil millones de euros (13,2% del PIB) por medio de estos aplazamientos. La principal medida es la que pretende proveer de 220 mil millones de euros al retrasar hasta el 30 de septiembre el pago de préstamos e hipotecas de las micro, pequeñas y medianas empresas.
En cuanto a las garantías públicas, Italia dispondrá de hasta 530 mil millones (29,8%) de euros para este fin. 200 mil millones servirán para garantizar créditos proporcionados por los bancos.
La capacidad del país dirigido por Boris Johnson se dirigirá sobre todo a la vertebración de préstamos, como sucede en los casos anteriores, pero también tiene un importante capítulo en las inyecciones fiscales directas. En concreto, dicha inyección está valorada en 100,5 mil millones de libras (114,6 mil millones de euros, el 4,5% del PIB). La principal partida se destinará a las protecciones al empleo, con 42 mil millones de libras (48 mil millones de euros).
En lo que respecta a los aplazamientos y moratorias de impuestos, las empresas podrán dejar de pagar el IVA, lo que tendrá un impacto en su liquidez de 30 mil millones de libras (34 mil millones de euros).
Por último, para facilitar crédito a sus empresas, el gobierno británico ha dispuesto préstamos de 330 mil millones de libras (378 mil millones de euros) para los negocios específicos paralizados por la COVID-19.
Donald Trump pretende regar la economía de su país para evitar la paralización empresarial. Sin embargo, a pesar de que las cifras son las mayores de todas las que se exponen en este artículo, apenas mejoran en 400 mil millones de euros el impulso de Alemania, cuando la economía estadounidense es cinco veces mayor que la de ese país.
Casi la mitad del empujón en el caso de la primera potencia mundial será a través de un impulso fiscal inmediato, con 600 mil millones de dólares (553 mil millones de euros) que irán a parar a los estadounidenses en forma de transferencias directas. En concreto, se realizarán pagos de 1.200 dólares (1.100 euros) a todos aquellos que ganen menos de 75.000 dólares al año (69.000 euros). Además, se pagarán otros 500 dólares (461 euros) por cada hijo a cargo. Esta ayuda, junto con las restantes transferencias, alcanzarán un coste superior al billón de euros.
En cuanto a los aplazamientos de impuestos, Estados Unidos proporcionará 561 mil millones de dólares (517 mil millones de euros) de liquidez, principalmente por medio de la prórroga en el pago de impuestos a la Seguridad Social, que tendrá un impacto de 491 mil millones de dólares (452 mil millones de euros).
En lo que atañe a las medidas de garantía, se destinarán 877 mil millones de dólares (808 mil millones de euros). Por un lado, se ofrecerán préstamos gubernamentales de 500 mil millones de dólares (461 mil millones de euros) para empresas en dificultades. Además, dicho montante puede utilizarse también para tomar participaciones en aerolíneas en apuros. El resto, 377 mil millones de dólares (347 mil millones de euros), se destinarán a realizar préstamos avalados para pequeñas y medianas empresas.
La inyección fiscal directa de España en su economía está estimada en 13.900 millones de euros. Alrededor de 3.800 millones se dirigen a sufragar el gasto médico, mientras que otros 5.100 millones de euros se destinan a empresas y autónomos, con medidas como las ayudas a las empresas en dificultades. En este apartado se encuentra la eliminación de cuotas sociales en el caso de las empresas que han presentado ERTEs y también los subsidios complementarios para los trabajadores de dichas compañías.
Las prórrogas de impuestos supondrán un alivio de 18 mil millones de euros para las empresas. En particular, tanto las pymes como los autónomos serán los más beneficiados, ya que se estima que solo esta parte del tejido productivo podrá dejar de pagar 14 mil millones de euros durante los seis meses que dura el aplazamiento.
En cuanto a las restantes medidas de liquidez provenientes del propio gobierno, como son los avales o créditos del estado, el coste total alcanza los 112 mil millones de euros, de los que 100 mil millones de euros son avales públicos para créditos solicitados por empresas que, en el caso de pymes, cubren el 80% del crédito y, en el caso de grandes empresas, el 70%.