Empezar de cero siempre es difícil. Y más cuando lo que hay que crear es una empresa en el extranjero. Hay que tener muy clara la idea de negocio pero, sobre todo, conocer el escenario en el que se va a operar. “Cuando decides comenzar tu andadura en solitario y montar tu propio negocio, lo […]
NacionalDirigentes Digital
| 10 dic 2019
Empezar de cero siempre es difícil. Y más cuando lo que hay que crear es una empresa en el extranjero. Hay que tener muy clara la idea de negocio pero, sobre todo, conocer el escenario en el que se va a operar.
“Cuando decides comenzar tu andadura en solitario y montar tu propio negocio, lo más importante es conocer las circunstancias que te rodean”, cuenta Sergio Furio, fundador y CEO de la Fintech Creditas. “A pesar de la globalización, estamos habituados a analizar y juzgar desde nuestros parámetros. No es algo negativo, pero debemos tenerlo en cuenta a la hora de estudiar las características del mercado en el que pretendemos desarrollar nuestro negocio”.
Un ejemplo de lo que se debe conocer es el ritmo de las negociaciones. Y es que en muchos países se trata de un proceso lento en el que los encuentros deban repetirse más de lo acostumbrado. Otro aspecto es la forma en la que nos comunicamos. Nuestro lenguaje corporal o el contacto físico pueden jugarnos una mala pasada dependiendo de la cultura de cada país. También es importante conocer las características sociopolíticas del mercado: desde su PIB hasta la moneda, el tipo de gobierno o la tendencia económica y financiera.
A la hora de estudiar la idea, “tenemos que ser innovadores, pensar en cómo adaptar un servicio tradicional a las nuevas tendencias de consumo, facilitarle la vida la cliente y ofrecerle un producto de toda la vida con un toque diferenciador que se adapte a la era digital. Seamos creativos, sí, pero no perdamos la cabeza”, cuenta Sergio Furio. Con esto último se refiere a que el reto está en adaptarse a un público dispar que solo dará una oportunidad para enamorarse de la oferta.
La burocracia es una de las variables que pueden llegar a presentar más complicaciones. El ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social apunta que quienes deseen crear su propia empresa o montar un negocio en un país extranjero “deben conocer determinadas cuestiones, como la nacionalidad de la sociedad (que depende de la sede real y el domicilio social), la fiscalidad y la tributación de los beneficios, los requisitos administrativos en cuanto a licencias y permisos de apertura, siempre teniendo en cuenta que cada Estado aplica un criterio diferente”.
Es importante valorar determinados aspectos que pueden devenir en obstáculos para la gestión, como el desconocimiento del idioma o de la legislación del país de asentamiento, así como todo lo relativo a la fiscalidad y la tributación por los ingresos, la necesidad de contar con un agente local en algunos países o lo relacionado con el manejo de cuentas bancarias abiertas en entidades de otros países. Saber si el país de origen tiene firmados convenios de doble imposición también puede ahorrar bastantes quebraderos de cabeza.
Una cuestión es clara: la previsión antes de adentrarse en la aventura es fundamental. Aun así, siempre será imprescindible maniobrar de forma rápida y efectiva.