Existen muchas películas que especulan sobre el dudoso negocio de las farmacéuticas que, nos enganchan a antidepresivos o tranquilizantes, que se inventan enfermedades y hacen pruebas clínicas en pobres niños africanos. Parte de todo esto podría tener una base cierta, pero también lo es que ahora, en una crisis sanitaria tan importante como la que […]
NacionalDirigentes Digital
| 13 mar 2020
Existen muchas películas que especulan sobre el dudoso negocio de las farmacéuticas que, nos enganchan a antidepresivos o tranquilizantes, que se inventan enfermedades y hacen pruebas clínicas en pobres niños africanos. Parte de todo esto podría tener una base cierta, pero también lo es que ahora, en una crisis sanitaria tan importante como la que estamos viviendo con el coronavirus, toda nuestra esperanza se centra en ellas y su investigación. No solamente empresas americanas, alemanas, suizas y japonesas aprovechan el momento, también la española Pharmamar podría pronto tener su gran esperado momento de gloria con dos kits ya comercializados para detectar el Covid-19. Además, avanzó que su Aplidin, un medicamento para el cáncer hematológico que Europa rechazó autorizar en 2017, podría servir para combatir el coronavirus. La compañía de origen gallego presidida por José María Fernández de Sousa tiene laboratorios en Wuhan/China, que ha sido la ciudad foco del brote. Aplidin, destinado al tratamiento del mieloma múltiple, podría impedir la reproducción del Covid-19. Gracias a estas noticias sus acciones experimentaron subidas importantes.
Creada en 1986, Pharmamar no es una recién llegada a un sector del que es pionera en España y que hoy representa alrededor del 9% del PIB, con más de 3.000 empresas que dan empleo a más de 930.000 personas según datos de la patronal Asebio. Fernández Sousa-Faro ha luchado mucho en los últimos 20 años para hacer crecer y creer a la gente en las bondades del mar y la posible lucha contra el cáncer con compuestos marinos. Sus críticos le reprochan que en más de 30 años de existencia se ha basado más en promesas que en resultados tangibles. Pero Pharmamar no es la única biotecnológica metida en este negocio multibillonario. Ahora, dos meses después del inicio de la epidemia, las tres grandes federaciones de la industria farmacéutica en todo el mundo, la internacional Ifpma, la europea Efpia y la estadounidense Phrma, junto a los datos ofrecidos por la Asociación de la Industria Farmacéutica de Corea (Krpia), dicen que hay 30 medicamentos antivirales que ya están siendo probados para ver su eficacia contra el Covid-19 y hasta cuatro compañías farmacéuticas están investigando la eficacia de una posible vacuna.
Hasta que la tengamos pasará todavía mucho tiempo. Mientras tanto, la suiza Roche acaba de recibir de la agencia americana un permiso para una prueba de identificación del virus que provoca el COVID-19. El jefe de la división de Diagnóstico, Thomas Schinecker dice en un periódico suizo que “con la nueva prueba, podemos evaluar a muchos más pacientes en un tiempo mucho más corto.” Así los pacientes infectados pueden separarse de los sanos más rápido y que el virus no se propague tan rápido. En términos de producción, Roche ya puede empezar con su aparato cuyos instrumentos fueron hechos en Suiza aunque las pruebas se realizaron en los Estados Unidos. Pero no solamente está teniendo lugar ahora la lucha para tener una vacuna contra este virus, sino en general, sucede en el mundo de los diagnósticos y de la prevención de esta y otras de las muchas enfermedades crónicas y virales que van a empeorar nuestra vida en un futuro.
Así, han aparecido en el foco de los inversores algunas empresas no tan conocidas para los que nos son del sector como la farmacéutica AbbVie, fundada en 2013 como un spin-off de la americana Abbott Laboratories. Está especializada en la investigación y el desarrollo de medicamentos innovadores para algunas de las enfermedades más complejas y graves del mundo y tiene ya una capitalización de mercado de 120 mil millones de dólares, la compañía ya es uno de los pesos pesados de la industria. Pero la americana también está desarrollando algunos de estos 30 medicamentos candidatos para una vacuna o tratamiento, también están las alemanas Merck y Bayer. También la japonesa Takeda está iniciando el desarrollo de un fármaco derivado del plasma sanguíneo, la globulina hiperinmune policlonal, para tratar a los individuos de alto riesgo con Covid-19.
Astellas Pharma es otra de las empresas que sorprenden con ganancias en este crash bursátil. Ubicada también en Japón compró el año pasado al fabricante estadounidense de medicamentos Audentes Therapeutics por alrededor de tres mil millones de dólares para hacer las terapias genéticas, una de las áreas más importantes de su investigación de drogas. Así, sobrevivir entre estos gigantes no será fácil para Pharmamar, pero por lo menos su éxito actual es una noticia buena entre muchas malas.