La energía del futuro para España y Europa. Así se refieren a las fuentes renovables desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Pero si se habla del mañana surge una cuestión y es cómo afectará el coronavirus a los objetivos de alcanzar el 42% de energías limpias para 2030. En 2019 las energías […]
NacionalDirigentes Digital
| 30 abr 2020
La energía del futuro para España y Europa. Así se refieren a las fuentes renovables desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Pero si se habla del mañana surge una cuestión y es cómo afectará el coronavirus a los objetivos de alcanzar el 42% de energías limpias para 2030.
En 2019 las energías limpias respondieron al 37,4% de la demanda eléctrica peninsular, siendo la eólica, la hidráulica y la fotovoltaica las tres principales. En este contexto marcado por la pandemia, mientras los países analizan cómo estimular su economía y mejoran la salud y el bienestar de las personas, también se topan con el reto de garantizar la sostenibilidad y reforzar la resiliencia. No obstante, “sigue haciendo falta una ruta acelerada para cumplir los objetivos climáticos mundiales mediante la descarbonización de nuestras sociedades”, concluyen desde la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA).
Tras finalizar 2019 con la cumbre del clima, parecía que el presente año iba a marcar un punto de inflexión en materia de desarrollo sostenible. Pero en estos cuatro primeros meses del 2020, la situación ha dado un vuelco de 360 grados por la crisis sanitara que ha “cambiado los planes de la economía global, interrumpido las tendencias y puesto en peligro las inversiones en energía renovable, a pesar de su solidez como activo de inversión”, señalan desde la compañía especializada en energías renovables, Kaiserwetter.
En octubre de 2019, la Agencia Internacional de Energía (AIE) pronosticó que este 2020 sería un año récord para la energía renovable. A día de hoy, la situación ha cambiado y ha advertido de que las inversiones en proyectos de esta índole se verán “gravemente” afectados, lo que repercutirá en la paralización de la Transición Energética. En este sentido, la AIE insta a los gobiernos a actuar para frenar estos efectos negativos mediante “incentivos de inversiones que impulsen el crecimiento económico”, manteniendo en común en sus planes las soluciones a corto plazo para afrontar la crisis sanitaria y las metas climáticas y de desarrollo en el medio y largo plazo. No hay que olvidar el potencial de España para obtener beneficios de una economía verde. Avanzar hacia un futuro poscrisis de la mano de la sostenibilidad.
Por lo que los planes de estimulación de la economía para mitigar los efectos del COVID-19 pasan por considerar la economía, la sociedad, la energía y el medio ambiente como un todo. Además de basar la transición energética en fuentes renovables que ayuden a reactivar la industria, generar empleos nuevos e incrementar los ingresos locales en los mercados de energía, como aseguran desde Kaiserwetter. Por ello, consideran imprescindible para ello impulsar el desarrollo y la implementación de tecnologías de energía limpia.
Por lo que el Plan Nacional Integral de Energía y Clima (PNIEC) remitido por el Consejo de Ministros a Bruselas, funcionará como el “nuevo Acuerdo Verde” para estimular la economía. Dicho plan estima movilizar 241.400 millones entre 2021 y 2030 para el impulso de las renovables, medidas de ahorro y eficiencia, electrificación y redes, así como para crear miles de empleos.
Cada vez se van notando más los efectos que produce la pandemia en la economía. El sector de las renovables no es una excepción, también está sufriendo un gran impacto, a causa de la escasa demanda y ausencia de inversión.
La caída en la demanda de electricidad ha sido fruto de la paralización de gran parte de la industria y comercios, entre otras cuestiones. Un comportamiento que fue detectado por organizaciones como REE y ENTSO-E, ya que en la primera y segunda semana de confinamiento la demanda cayó un 7,4% y un 9,5%, respectivamente, en comparación con los mismos periodos del año precedente. Sin embargo, estos porcentajes suben hasta el 19% y el 25% en la tercera y cuarta semana de cuarentena. “Me interesa la rapidez con la que se puede recuperar la demanda porque es un parón inconcebible, un shock externo al sistema económico mundial”, comenta el director de Ekon Strategy Consulting, Kim Keats a DIRIGENTES. “Lo que está escrito como parte del plan que se ha presentado a Bruselas, eso ya no funciona. Cuando las circunstancias cambian, hay que cambiar el plan”.
El impacto de Covid-19 en la demanda de energía en 2020 sería siete veces mayor que el impacto de la crisis financiera de 2008 en la demanda mundial de energía, concluyen desde la Agencia Internacional de Energía.
Y a este factor, se une la tendencia bajista que mostraban los precios del gas natural, incluso desde antes de la crisis. Un doble impacto que empeora las perspectivas económicas de las energías limpias. “Cuando cae la demanda, se necesita menos capacidad renovable para llegar al mismo nivel de penetración de las mismas y cuando bajan los costes de generación térmica, se contraen los precios de electricidad, reduciendo la capacidad renovable que se puede sostener económicamente”, señalan desde la consultora Ekon.
Kim Keats, advierte de que tendrán que revisar los planes de desarrollo renovable a medio y largo plazo si la situación no cambia. En especial, hace alusión a que la expansión de capacidad prevista en el PNIEC conduciría a precios medios capturados por la eólica y fotovoltaica muy por debajo de sus costes normalizados. Y los precios no reflejarían correctamente el valor de la inversión. “No llegaremos a la meta de penetración renovable para el 2030”, asevera Keats y añade que se ha perdido un año de desarrollo.
En definitiva, la descarbonización de la economía puede convertirse en uno de los proyectos impulsores de la reconstrucción tras esta crisis.