Desde los más pesimistas hasta los más optimistas, la mayoría de voces autorizadas en el mundo económico estiman que, como mucho, la pandemia puede llegar a su fin en unos meses. El punto y final dependerá de la velocidad a la que se pueda vacunar y de la eficacia de estos antídotos, pero se da […]
NacionalDirigentes Digital
| 02 mar 2021
Desde los más pesimistas hasta los más optimistas, la mayoría de voces autorizadas en el mundo económico estiman que, como mucho, la pandemia puede llegar a su fin en unos meses. El punto y final dependerá de la velocidad a la que se pueda vacunar y de la eficacia de estos antídotos, pero se da por hecho que este 2021 se producirá un fuerte rebote económico gracias a la mejora de la situación sanitaria.
Esas expectativas no implican que el momento actual siga poniendo en riesgo la salud de las personas y de los negocios. La prolongación de las restricciones puede suponer la diferencia entre sobrevivir y cerrar para muchas empresas, sobre todo las más pequeñas, que en España representan la inmensa mayoría del tejido productivo, con un 99,8% de autónomos y microempresas, según calcula el Ministerio de Economía.
Desde el Banco Santander apuntan a las compañías más afectadas por la naturaleza de la crisis: hostelería, restauración, movilidad y transporte. Según el vicepresidente de Santander España, Juan Manuel Cendoya, la prioridad debe ser “que no haya empresa que por cuatro meses que nos quedan de pandemia pueda quebrar”.
Cendoya compartió esta reflexión durante un evento digital en el que analizó el peso del sector bancario en la recuperación de la economía. Ante las dificultades que muchas empresas pueden encontrarse, cree que tanto “la determinación del gobierno” como la “colaboración de las entidades financieras” va a resultar clave. En ese sentido, defiende que existen múltiples fórmulas para canalizar ayudas a las empresas sin que eso suponga una quita de la deuda, que perjudicaría a su sector.
Lo que sí especifica es que las compañías que reciban ese apoyo deben ser viables. Además de eso, apuesta por utilizar los fondos europeos con vistas de futuro, para apostar por las empresas que pueden ser “tractores” de la economía española y que, en un momento dado, serán las que van a “crecer y crear empleo”. “No solo que no se quede nadie atrás sino también apostar por los polos de desarrollo que pueden marcar la diferencia”, resume el dirigente.
La forma en que deben distribuirse tanto los fondos europeos como las ayudas a las pymes anunciadas por el Gobierno, por un montante de 11.000 millones de euros, debe asemejarse a como se han distribuido los créditos avalados por el ICO. El Banco Santander se jacta de haber alcanzado un 27% de cuota de estos créditos y haber podido ayudar a unas 160.000 empresas a aliviar sus dificultades de liquidez.
Por ello, Cendoya incide en que el modelo debe ser similar, dado el análisis de riesgo que realizan las entidades y la capilaridad con la que cuentan. “Podemos aprovechar esto para transformar la economía”, prosigue y la “capacidad de distribución y de trato” representan una ventaja a la hora de conocer la realidad de las empresas.
“Canalizábamos el dinero público” para distribuirlo a casi un millón de empresas, de manera que los bancos eran “los más interesados en dar los créditos a quienes cumplieran los requisitos”. En ese sentido, confía en que el mérito compartido del Ministerio de Economía, el ICO y las entidades financieras pueda repetirse para asignar los fondos que quedan por llegar.