Shanghai sigue intentando recuperar la normalidad tras dos meses de estricto confinamiento. Aún algunos distritos de Shanghai, además de otras ciudades chinas, continúan confinados. Pero los tiempos de espera en el puerto de Shanghai, por ejemplo, se han reducido a la mitad desde los peores momentos del confinamiento. La factura económica se verá con toda […]
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| 08 jun 2022
Shanghai sigue intentando recuperar la normalidad tras dos meses de estricto confinamiento. Aún algunos distritos de Shanghai, además de otras ciudades chinas, continúan confinados. Pero los tiempos de espera en el puerto de Shanghai, por ejemplo, se han reducido a la mitad desde los peores momentos del confinamiento.
La factura económica se verá con toda su crudeza cuando China publique sus datos económicos trimestrales en julio. El primer ministro chino, Li Keqiang, teme incluso que el PIB sea negativo. El paro ha subido, recientemente, al 6,1%. Las ventas minoristas, que solían crecer dobles dígitos antes del COVID-19, están en negativo. Los índices PMI del sector manufacturero, en China, llevan meses indicando una contracción de la actividad, por debajo de 50.
Las automovilísticas japonesas, recientemente, han dicho que el corte en sus cadenas de suministro con China ha reducido su producción total un 20%. Y las ventas on-line de grandes minoristas, como Zara o Uniqlo, también se han desplomado dobles dígitos. China ha tenido que aprobar estímulos fiscales con urgencia para rescatar a las empresas más vulnerables. Las ayudas, en principio, ascenderán a 21 mil millones de dólares. Pero el FMI ha recortado dos veces este año sus previsiones de crecimiento económico en China para 2022, del 5,6% al 4,4%.
Por último, la política del COVID-0 de China está disparando las expectativas del sector médico-farmacéutico. Hasta el momento, China ha realizado 11.500 millones de pruebas PCR. A unos dos dólares por prueba, la factura asciende a 23 mil millones de dólares. Y los dispositivos de control, desde termómetros hasta aplicaciones o escáneres, abrirán un mercado, solo en Shanghai, valorado en 7.500 millones de dólares. Algunos sectores, turismo o transporte, afrontan momentos complicados en China. Pero sí están derivándose “oportunidades” directamente relacionadas con la controvertida estrategia de COVID-0.