El porcentaje de la riqueza mundial acumulada por los multimillonarios se ha disparado en los últimos dos años debido a los efectos de la pandemia. Esa es una de las conclusiones del informe anual elaborado por el Laboratorio de las Desigualdades Mundiales, a partir del trabajo de más de un centenar de investigadores de los […]
NacionalDirigentes Digital
| 12 abr 2022
El porcentaje de la riqueza mundial acumulada por los multimillonarios se ha disparado en los últimos dos años debido a los efectos de la pandemia. Esa es una de las conclusiones del informe anual elaborado por el Laboratorio de las Desigualdades Mundiales, a partir del trabajo de más de un centenar de investigadores de los cinco continentes durante cuatro años.
Según el estudio de estos científicos sociales, entre los que se cuentan los Premios Nobel Abhijit Banerjee y Esther Duflo, los multimillonarios del planeta concentraban a comienzos de 2020, antes de la pandemia, poco más del 2% de la riqueza mundial. A finales de 2021 ese porcentaje se había elevado hasta el 3,5%. Por el contrario, la mitad más pobre de la población del globo es propietaria de solo un 2% de los activos.
“La crisis del covid ha exacerbado las desigualdades entre los más ricos y el resto de la población”, afirmó Lucas Chancel, autor principal del informe y codirector del laboratorio. “Sin embargo, en los países ricos, la intervención de los gobiernos evitó un aumento masivo de la pobreza, lo que no ocurrió en los países pobres”.
En el informe se lee que “en la medida en que la riqueza determina la obtención de progreso económico, así como de poder e influencia, estos datos presagias más incrementos en la desigualdad”. Los autores hablan de una “extrema concentración de poder económico en manos de una minoría muy reducida de súper ricos”.
En concreto, los activos de las 520.000 personas que forman el 0,01% de los más adinerados del planeta han crecido hasta suponer el 11% del total de la riqueza en todo el mundo. Ese mismo grupo acaparaba en 1995 el 7% de la riqueza, subió hasta el 10% en las vísperas de la crisis financiera de 2008 y bajó al 8% en 2010, antes de iniciar una tendencia a la recuperación que se aceleró en el último año.
La misma tendencia a la concentración de la riqueza se observa si se abre un poco la muestra. Los propietarios de más de 1.000 millones de dólares en 1995 tenían entonces alrededor del 1% de la riqueza mundial. Esa cantidad se había doblado al inicio de 2020, y desde entonces hasta ahora ha escalado hasta el 3,5%.
Del total de la riqueza generada entre 1995 y 2021, el 38% ha quedado en manos del 1% de la población, mientras que el 50% más pobre solo ha obtenido un 2,3%. El resultado es que esa mitad de la población tiene un patrimonio medio de 2.900 euros por adulto, lo que en conjunto representa solo un 2 % del total mundial. Sin embargo, el 10% de los más ricos concentran el 76% de esa riqueza total.
El estudio dibuja también una geografía mundial de las desigualdades. Los continentes más afectados por un reparto no equitativo de la riqueza son Latinoamérica, Oriente Medio y el norte de África. En Oriente Medio el 10% de los más ricos obtiene el 58% de los ingresos totales; en América Latina el 55% y en Estados Unidos el 45,5%. La región con menos desigualdades es Europa, donde el 10% más rico concentra solo el 36% de la riqueza.
Hay ciertos países donde ese desequilibrio es mucho más acusado. En Chile el 10% más rico de la población acapara un 80,4% de la riqueza; en Brasil un 79,8% y en México un 78,7%. En estos tres países, la riqueza del 50% más pobre es negativa, lo que implica que sus deudas son superiores al valor de su patrimonio.
El estudio destaca asimismo la relación que existe entre la riqueza y la emisión de gases de efecto invernadero. Indica la investigación que el 11% de las emisiones de dióxido de carbono provienen del 0,01% de la población más rica.
El estudio concluye que la pobreza y las desigualdades son mucho mayores en los países que carecen de un sistema de bienestar público robusto. Según la investigación, estos sistemas de cobertura contribuyen a mitigar el efecto de la desigualdad en la población más vulnerable.
Con el fin de reducir la pobreza proponen un impuesto progresivo destinado únicamente al porcentaje más enriquecido de la población. Este impuesto, de un tipo medio del 1%, permitiría recaudar el equivalente al 1,6% de la riqueza mundial, y debería invertirse en sanidad, educación y transición ecológica.