La fiscalidad sigue subiendo en España. Así consta en el análisis que acaba de realizar la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que coloca a nuestro país en un elevado puesto, el 16 frente a los 38, entre los países desarrollados a la hora de pagar impuestos. En concreto, en lo […]
NacionalDirigentes Digital
| 31 may 2022
La fiscalidad sigue subiendo en España. Así consta en el análisis que acaba de realizar la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que coloca a nuestro país en un elevado puesto, el 16 frente a los 38, entre los países desarrollados a la hora de pagar impuestos.
En concreto, en lo que la institución con sede en París denomina “cuña fiscal”, que supone lo que suman las cotizaciones sociales y el IRPF, estamos entre los más elevados. De hecho, en el informe “Taxing Wages 2022” referido a España, esas dos facturas, el impuesto de la Renta y las cotizaciones sociales suponen un 88% del total, nada menos que 11 puntos más que la medida de la OCDE que alcanza el 77%.
Según los cálculos ejecutados, en 2021 la media de impuestos para un trabajador soltero medio supone en nuestro país, un 39,3% de la retribución total que percibe. Y sube tres décimas frente al año anterior.
Este porcentaje se encuentra casi cinco puntos por encima de presión media de esa cuña fiscal para el resto de los países más desarrollados del mundo. De esta forma, en salario lo que finalmente nos llevamos a casa supone un 60,7% del coste laboral que pagan los empresarios.
El porcentaje que pagan se reduce si hablamos de una pareja con dos niños. Pero hasta ahí llegan las buenas noticias, porque España presenta la octava cuña fiscal más alta de la OCDE para estas familias. Significa en 2021 un 33,8% frente al promedio de la organización que se encuentra nada menos que 9,2 puntos más abajo, en el 24,6%. El lugar no varía, como ocurre con nuestra situación general de un año para otro.
Como vemos, el nivel de pago impositivo frente a su sueldo es menor, debido a que las prestaciones relacionadas con los hijos y las disposiciones fiscales tienden a reducir esa cuña fiscal frente a un trabajador soltero. Pero a cambio, el impacto fiscal frente a la media de los países de la OCDE es mucho mayor.
Además, la OCDE realiza una visión histórica de la evolución del coste laboral y su reflejo en los impuestos que pagamos. Para España y un trabajador soltero se mueve de forma inversa a la evolución en el resto de los países desarrollados.
En nuestro país crece en un 0,7% esa presión fiscal entre 2000 y 2021, mientras que en ese mismo periodo en la Organización se reduce en un 1,6%. Y si reducimos la mirada, tras la crisis financiera, vemos que el incremento alcanza incluso el 1% para un trabajador español entre 2009 y 2021.
Si miramos a lo que pagan los empleadores comprobamos que las cotizaciones sociales suponen el 23% del total del coste laboral. Y ese porcentaje es casi 10 puntos superior al de la media de la OCDE, que alcanza el 13,5%, con lo que se constata la presión fiscal elevada que mantienen esas partidas.
A estos se suma que, en España, el coste de ese porcentaje que paga el trabajador es del 4,9% frente al 13% de la media del resto de países, con lo que aumenta la factura para los empleadores. Nuestro país es, de esta forma, el sexto en toda la OCDE con mayor incidencia de la fiscalidad sobre los empresarios. Y es que solo las cotizaciones alcanzan el 88% de la cuña fiscal.
Todo ello mientras desde Bruselas nos llegan las nuevas recomendaciones tras rebajar en sus previsiones de primavera la expectativa de crecimiento para España durante este año al 4%. Entre las de materia fiscal se indica que los ingresos por impuestos siguen siendo relativamente bajos con respecto al PIB, aunque destaca la gran contribución a ellos de la fiscalidad laboral.