Analizando cómo se han desarrollado las distintas líneas de ayudas que, por parte del gobierno central, se han puesto en marcha para tratar de aliviar las consecuencias en la primera fase, sin duda, tengo que decir que hay, como en toda gestión política luces y sombras. Es evidente que una situación de esta complejidad no […]
Dirigentes Digital
| 25 may 2020
Analizando cómo se han desarrollado las distintas líneas de ayudas que, por parte del gobierno central, se han puesto en marcha para tratar de aliviar las consecuencias en la primera fase, sin duda, tengo que decir que hay, como en toda gestión política luces y sombras. Es evidente que una situación de esta complejidad no es fácil de gestionar para ningún gobierno, no hay precedentes ni situaciones semejantes ocurridas en ningún país del mundo. La pandemia sanitaria está siendo gestionada de forma diferente por los gobiernos de los países afectados, de igual manera que se están tomando distintas decisiones para abordar las consecuencias económicas.
En este sentido, el Gobierno de España ha conseguido poner un primer parche en la herida abierta en nuestra economía, la utilización del dialogo social como instrumento de acuerdo entre los intereses empresariales y los laborales ha servido para poder desarrollar un sistema especial de ERTEs que, en primera instancia, cumple con el objetivo de aliviar las cargas empresariales ante una paralización de los sistemas de producción y la tranquilidad que estos expedientes de regulación de empleo temporal ha supuesto para los trabajadores.
La segunda gran medida puesta en marcha ha supuesto un auténtico balón de oxígeno para más de 1.3 millones de trabajadores autónomos de nuestro país. Poder encarar el futuro incierto con una prestación económica y la exoneración de la cuota correspondiente al sistema del RETA, sin duda, ha supuesto que miles de autónomos no arrojasen la toalla precipitadamente y causasen baja definitiva de su actividad. Por el contrario, hay temas que hemos seguido reclamando que se solucionen, disposiciones en Reales Decretos que son totalmente inoperativas para los beneficiarios.
El caso de las moratorias de pago de alquileres o de las moratorias de los préstamos con garantía hipotecaria son dos de los grandes fiascos, que, siendo iniciativas que podrían aliviar la presión económica de miles de autónomos, no se pueden desarrollar por las condiciones impuestas a los beneficiarios para su aplicación.
“Tenemos que encontrar de forma urgente mecanismos de protección para los autónomos que en peores condiciones afrontan la crisis”
Los sistemas de aval de los préstamos ICO, que gestionan las entidades de crédito están resultando un auténtico escándalo, tanto en las formas utilizadas por estas, como por la exagerada tardanza en inyectar la liquidez necesaria una vez se ha otorgado el préstamo.
Hemos visto como algunas de estas entidades de crédito solicitaban expresamente la contratación de seguros de vida adicionales como garantía del préstamo, hemos observados perplejos como se agotaban las primeras partidas de estos créditos ICO a la velocidad del rayo, en lo que parecía una desmedida necesidad de liquidez por parte de las pequeñas empresas y autónomos, cuando en realidad lo que ocurría era el cambio de garantías sobre créditos ya existentes, es decir, cambian aval privado por público, con lo que al final, algunas entidades han conseguido adelgazar su nivel de riesgo financiero.
También tenemos que encontrar de forma urgente mecanismos de protección para los autónomos que en peores condiciones afrontan la crisis, aquellos autónomos que han perdido el 90% de su facturación y que dan por perdido el 2020, entre los que se encuentran los autónomos de temporada. Pero lo más preocupante de esta crisis está por llegar. Por ello creo que es necesario tomar las decisiones adecuadas ahora y preparar el sistema para una perdida sin precedentes de empleo y de trabajo autónomo.
Particularmente creo que no menos de 400.000 autónomos pueden desaparecer en este 2020 y la tasa de desempleo llegará, sin duda alguna al 25%. Es necesario reestructurar el trabajo autónomo, la irrupción de la era digital ha sido una de las consecuencias del largo confinamiento al que hemos sido sometidos por la COVID-19.
“Es necesario que se adopten medidas que incentiven el consumo sobre todo en sectores como la hostelería y el turismo”
Esta realidad no puede permanecer ajena a nuestro colectivo, sobre todo al comercio de proximidad, o nos digitalizamos o desaparecemos del mercado. Esto no significa adquirir equipos, si no formar a nuestro tejido productivo a utilizarlos, la venta online, la comunicación dinámica con nuestros consumidores, la posibilidad de trabajar a distancia para clientes que nos piden servicios a miles de kilómetros de nuestro lugar de trabajo o residencia, son los elementos que se necesitan para acometer esta nueva revolución industrial con garantías de éxito.
Es necesario que se adopten medidas que incentiven el consumo sobre todo en sectores como la hostelería y el turismo. Creo que uno de los elementos que podría reactivar muchos de los pequeños establecimientos de restauración de menú diario, sería la recuperación de las ayudas a la manutención de los trabajadores, el cambio urgente en la legislación sobre deducciones de manutención de los autónomos, para que unos 400.000 trabajadores por cuenta propia puedan reactivar parte de este sector que sin duda será castigado con dureza este año.
También la posibilidad de poner en marcha el “bono vacaciones”, para trabajadores con salarios bajos, a través de incentivos fiscales a las empresas que los pongan en funcionamiento, sería un espaldarazo vital para miles de establecimientos de hotelería.
En todo caso, sería muy aconsejable que las ayudas estatales, las iniciativas autonómicas y las de ámbito municipal, estuvieran perfectamente coordinadas. Pienso que la paralización económica está haciendo que muchas de estas administraciones opten por la improvisación y la mala práctica de querer ocupar titulares en los medios de comunicación, con decisiones que casi nunca responden a las necesidades reales del colectivo, en lugar de adoptar medidas consensuadas y efectivas para los trabajadores autónomos.